Hoy día el mundo ya no se entiende de forma binaria y existen más tipos de orientación sexual además de la heterosexual y la homosexual. Cada persona vive las relaciones de una forma distinta y parece más certero definir la orientación con base en diferentes aspectos: el sexo, el género, el deseo, el vínculo afectivo y la reproducción. Estas son las categorías con las que nos podemos identificar (una o varias).
Heterosexualidad
La normativa, la más aceptada y reconocida en la sociedad occidental y la que generalmente se presupone. Responde a los mandatos patriarcales más tradicionales y está sujeta a prejuicios religiosos que difícilmente se llegarán a erradicar. Las personas heterosexuales se sienten atraídas, física y emocionalmente por personas del mismo sexo. Además, se conjuga con la justificación de la necesidad reproductiva de la especie. Algunas personas pueden definirse como heterocuriosas, que significa que no cierran las puertas a experiencias ocasionales y puramente eróticas, con su mismo sexo.
Homosexualidad
Una persona homosexual se siente atraída física y emocionalmente por otras de su mismo sexo. A las mujeres homosexuales se las denomina «lesbianas» y para los hombres se utiliza el término anglosajón «gay».
Bisexualidad
La bisexualidad era una orientación muy común en otras civilizaciones de la antigüedad como en Roma o en la Grecia clásica, donde lo raro incluso era no ser bisexual. Define la atracción física y/o emocional por ambos sexos. Algunas personas tienen mayor preferencia sexual por un sexo y más inclinación romántica hacia el otro, pero son igualmente bisexuales. Algunos estudios sostienen que todo el mundo nace en cierta forma, bisexual.
Asexualidad
Cada vez se reclama más el reconocimiento y la visibilización de la asexualidad como otro de los tipos de orientación sexual. Define a personas que no sienten atracción sexual por ninguno de ambos sexos. Estas personas optan por prescindir de tener vida sexual y no se identifican con ninguna de las orientaciones sexuales antes mencionadas. Algunas practican la masturbación y otras sienten en ocasiones inclinaciones románticas hacia alguien pero sin deseo sexual. Aunque sean incomprendidos por una sociedad hipersexualizada, lo cierto es que no es ninguna enfermedad ni trastorno.
Pansexualidad
Es la atracción romántica, emocional y/o sexual hacia personas sin distinción de sexo o identidad de género. Es decir, pueden sentirse atraídos por una persona no-binaria, transexual, intersexual, gender fluid, o cualquier de las identidades del espectro.
Antrosexualidad
Puede confundirse con la pansexualidad pero es distnto. Las personas que se identifican como antrosexuales no tienen noción de su orientación sexual, es decir, la desconocen a causa de su conducta cambiante. A la vez pueden sentirse atraídas por cualquier persona, sea cual sea su sexo o identidad de género.
Demisexualidad
Las personas demisexuales solamente experimentan atracción sexual después de que han generado un vínculo emocional con alguien. No tiene porque ser una relación romántica, también puede surgir tras una estrecha amistad. Un demisexual puede encajar bien en cualquiera de las definiciones anteriores, al igual que los sapiosexuales, que vamos a describir a continuación.
Sapiosexualidad
Estas personas no sienten atracción sexual a causa de las características físicas, sino que necesitan que la otra persona tenga una buenas capacidades intelectuales. Solo les gustan las personas inteligentes, que supongan un estímulo mental.
Graysexual
Son aquellas personas que se mueven entre la asexualidad y la sexualidad. Pueden pasar largos periodos sin sentir deseo sexual y otros en los que sí lo experimentan. Es una condición independiente al sexo y las preferencias por hombres o mujeres.
¿Qué opinas de todas estas definiciones? ¿Crees que reconocer diferentes opciones y ponerles nombre, nos hace más libres? ¿O que, por el contrario, tanta etiqueta nos encasilla y nos limita? ¡Te leemos!
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