Ya sabemos que Hungría no es un país excesivamente amigable con lesbianas, gays, bisexuales, transexuales... en fin, con todo lo que no sean heteros. Pero hoy he conocido un nuevo ataque de este país a los derechos de la comunidad.

Lo ocurrido es que el gobierno de Hungría ha presentado una propuesta para enmendar la Constitución y restringir la adopción a las parejas casadas. Una ley que está diseñada para excluir a las personas y familias lesbianas, gays, bisexuales y transgénero.

El Parlamento de Hungría debería rechazarla

El parlamento húngaro debería rechazar esta propuesta de forma rotunda. Y la Comisión Europea debería dejar en claro que no es compatible con la Unión Europea, basada en la tolerancia y la no discriminación.

Con el pretexto de combatir una concepción equivocada de la ‘ideología de género’, el gobierno de Hungría cada vez restringe más los derechos y estigmatiza a miles de ciudadanos húngaros.

El gobierno presentó al Parlamento esta serie de enmiendas a la Constitución el 10 de noviembre de 2020. Es el mismo día en que el parlamento votó para extender en 90 días el estado de emergencia. El partido mayoritario en el parlamento, Fidesz, tiene previsto que estas enmiendas se voten en unas semanas. Si se aprueban, sería la novena de las enmiendas constitucionales desde que el gobierno de Orban asumió el poder por segunda vez en 2010.

Solo las parejas heteros pueden adoptar

El proyecto de ley establece que solo las parejas casadas y heterosexuales serán elegibles para adoptar niños. No obstante, el ministro a cargo de las políticas familiares puede hacer excepciones de manera individual. Se excluye, por tanto, a las parejas del mismo sexo, las personas solteras y las parejas no casadas aunque sean heteros.

Además, en el texto legislativo podemos leer un lenguaje que estigmatiza a las personas transgénero, afirmando que «los niños tienen derecho a su identidad de acuerdo con su sexo al nacer». Esto supone un rechazo de la diversidad y la inclusión al exigir que la crianza de los niños debe ser realizada según los valores basados en las normas constitucionales de Hungría: identidad y cultura cristianas.

Un ataque más

Pero los húngaros ya están acostumbrados. Este no es más que el último ataque del gobierno de Hungría a un colectivo cada vez más oprimido.

El pasado mayo, el parlamento negó el reconocimiento legal de género. Esto significa que las personas trans no pueden cambiar legalmente su género o su sexo.

Otro ejemplo es la publicación en septiembre de un libro con versiones renovadas de cuentos infantiles. En ellos se incluían personajes LGTB, y el sector conservador lo tachó de vergüenza y afrenta a la decencia.

El máximo responsable político del país, en un programa de radio, dijo que la comunidad LGTB podía hacer una única cosa bien. Y esto es dejar en paz a los niños.

Ya sabemos que Hungría es homófoba en sus sectores políticos más altos, pero deberíamos exigir que los demás países de la Unión Europea se pronuncien y lo rechacen.

Dínos, ¿qué te parece a ti?