Seguro que te suena el término ‘bollodrama’ y probablemente lo has utilizado más de una vez, a pesar de que se trate de uno de los muchos clichés que se asocian a las lesbianas. Pero, ¿tiene esto algún fundamento? ¿Es un prejuicio o es real? ¿O más bien está relacionado con los roles de género y es un concepto machista? Ahí os dejamos esas reflexiones, y aprovechamos para compartir nuestra opinión.
Las mujeres no somos dramáticas por naturaleza
Una de las ideas más patriarcales con las que tenemos que lidiar es que las mujeres somos demasiado emocionales y encima inestables, por eso de los cambios hormonales. Freud acuñó el término ‘histeria’ para referirse a esto y era el diagnóstico que se le daba a cualquier mujer que tuviese algún problema psicológico (por ejemplo una depresión provocada por un matrimonio infeliz). Además, a la mujer se le presupone una necesidad genética de realizarse en el amor, necesita ser amada románticamente por alguien para ser feliz, y por eso también es naturalmente celosa. Si juntamos estas premisas en una relación de dos mujeres tenemos como resultado una auténtica olla a presión a punto de estallar: el bollodrama.
Pues resulta que ni las lesbianas, ni las mujeres en general vivimos en la inestabilidad buscando el conflicto con nuestra pareja. Los dramas y los espectáculos de celos están relacionados con la personalidad, no con el sexo, la orientación sexual o el género. La inteligencia emocional es algo que se va desarrollando con la experiencia, y poco a poco vamos aprendiendo a gestionar emociones y a reaccionar de forma más madura ante los contratiempos. O deberíamos. Si una persona se da cuenta de que todas sus relaciones de pareja han estado llenas de problemas y discusiones, tal vez algo esté sucediendo, así que en vez de resignarse con eso de ‘tengo mala suerte en el amor’, lo adecuado sería acudir a terapia, para aprender a resolver conflictos de forma positiva.
¿Qué hay de cierto en el bollodrama?
No compramos bollodrama como característica inherente a las relaciones lésbicas, pero sí vamos a aceptar que pueden ser más ‘intensitas’. Por varios factores.
- En primer lugar, las mujeres tenemos más facilidad para expresar emociones. No nos han educado represivamente en ese sentido, como a los hombres, y no tenemos miedo de mostrarnos vulnerables. El problema es que eso no significa que todas sepamos comunicarlos correctamente así que es fácil derivar en bollodrama.
- Menstruación. Durante el periodo, las mujeres sufrimos algunos cambios emocionales. Algunas se sienten tristes y otras irritables. Además, existe el fenómeno de la sincronización de los ciclos menstruales, así que imagina lo que puede salir de ahí.
- Las mujeres están más abiertas a otras sexualidades, por eso en el colectivo hay muchas bisexuales o heterocuriosas. Esto puede dar lugar a muchos celos e inseguridad por una parte, y enamoramientos no correspondidos por la otra.
- También hay que destacar que en el mundo lésbico se suelen crear grupos cerrados donde hay cierta endogamia, así que llega un momento en el que casi todas se han liado en algún momento. Juntar exnovias o exrolletes con la amistad no suele salir bien, a menos que se esté muy, muy deconstruida en el tema del amor exclusivo, el apego, etc.
Así pues, el bollodrama tiene que ver con la persona y no con su condición de lesbiana. No aceptes una relación llena de dramas y lágrimas porque te han dicho que así son las cosas.
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