Superar una ruptura es todo un proceso que lleva más o menos tiempo, y aunque cuando está reciente parece tarea imposible, tranquila, más pronto que tarde se supera. Una de las creencias más comunes es que la persona que es dejada lo vive desde un punto más dramático que la que toma la decisión, pero es importante entender como se experimenta desde ambos lados.
Superar una ruptura si eres la que deja
Cuando eres la que decide cortar la relación, debes enfrentarte a la idea de que has dejado de amar a tu pareja, esa persona que un día quisiste con locura y con quien construiste planes de futuro. Todo ello a pesar de saber que tu chica te sigue amando y apoyando, a su manera, y que desea estar contigo para siempre. Esto te puede hacer dudar, porque el miedo a arrepentirse siempre está presente. Además, nadie quiere ser la mala de la película ni lastimar a una persona a la que se ha querido mucho. Es muy frecuente en las relaciones que ambas partes sean conscientes de que la cosa está acabada, pero a la vez estén esperando a que ocurra algo o que sea la otra la que da el paso. Tomar la decisión de dejar una relación requiere valentía, asertividad y capacidad para luchar contrae el sentimiento de culpa.
Cómo superar una ruptura si eres la dejada
El momento puede ser traumático. De repente, esa persona en quien confías y a quien amas, te suelta la tremenda noticia. Quiere salir de tu vida, ya no te ama. Al menos, no como antes. Aunque en muchos casos no es totalmente una sorpresa, porque una relación no se estropea de la noche a la mañana, el impacto de saber que te quieren dejar sigue siendo difícil de gestionar. La autoestima se puede ver afectada, no entiendes qué has hecho mal, o qué podrías hacer para que ella cambiase de idea. Los próximos meses te verás abocada a una verdadera montaña rusa de emociones: tristeza, rabia, odio, amor… Comienza la complicada tarea de desenamorarse de la que fuera tu pareja.
Fases de la ruptura
Las dos partes de una pareja rota pasan por una situación difícil, pero es verdad que el trabajo de reconstrucción emocional más arduo recae sobre la que tiene que dejar de amar a la persona que la ha dejado. Como cualquier duelo, la ruptura requiere transitar por varias fases.
Autocompasión
Sentir autocompasión y llorar engullendo helado es una reacción normal, pero hay que ponerle un tope. Dejarnos llevar demasiado tiempo por esta emoción puede ser muy tóxico, así que evitemos caer en un bucle. Las cosas pasan porque pasan, no es que nosotras atraigamos la desgracia. Debemos aceptarlo poque no hay más.
Negación
Otra fase que rara vez nos saltamos es la negación. ‘Seguro que se lo piensa mejor’. ‘Está demasiado estresada y se ha agobiado, en unas semanas se aclarará las ideas y me llamará’. ‘Estos días se dará cuenta de lo mucho que me echa de menos y querrá volver’. Stop con estos pensamientos. Es normal que se te pasen por la cabeza, pero tú yo consciente tiene que racionalizarlos y pararlos. Hay que aceptar la realidad y no dejarse llevar por ensoñaciones y falsas esperanzas.
Ira
Después llegarán el cabreo, la furia y el ansia de venganza, pero por favor, no hagas locuras. En realidad, esta es una etapa positiva porque te ayuda a ver esos defectos que hasta entonces habían estado ocultos en tu ceguera de enamorada. En esta fase podemos sentir odio por el daño que nos ha hecho nuestra expareja, pero es importante entender que las emociones no se pueden controlar, una se enamora sin pretenderlo y se desenamora también sin habérselo propuesto, sucede y punto.
Culpa
La culpa puede parecerse a la autocompasión pero podemos sacarle algo de provecho. En esta etapa sentimos que pudimos ser mejores en muchas cosas y que si la relación no funcionó fue porque fallamos en ciertos aspectos. En este punto hay que tener cuidado porque la autoestima puede salir dañada. Ten en cuenta que tu ex se enamoró de ti por ser como eras y no de otra forma. Ahora bien, revisando el pasado, podemos aprender de ciertos errores y experiencias y mejorar algunos aspectos para afrontar las nuevas relaciones desde otra perspectiva. Es lo que se llama madurar.
Tristeza
Al final llegará la tristeza, pero será una emoción más tranquila, que nos ayudará a escoger los buenos momentos y a utilizar los malos como aprendizaje. El dolor irá quedando atrás y los ojos se irán fijando en un futuro lleno de promesas. Eso sí, con calma, cuídate, y procura no caer en relaciones liana.
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