Aunque las mentalidades están cambiando, lamentablemente sigue siendo bastante común sufrir discriminación en el entorno laboral. De hecho son muchísimas las personas que prefieren ocultar su orientación sexual en el trabajo por temor al rechazo o al mobbing. ¿Te ha pasado o te asusta que te pueda pasar? Aquí te dejamos algunos consejos para poder identificar las situaciones de homofobia y saber cómo actuar.

Discriminación en el entorno laboral

Nos guste o no, la realidad es que pasamos la mayor parte del día en el trabajo, junto a un equipo de compañeros con los que tenemos que convivir cada jornada como si fuesen una segunda familia. Por eso es importante que podamos sentirnos seguras en el trabajo y ser nosotras mismas, sin temor a ser juzgadas, criticadas o cosas peores. Pero como la mayoría sabemos, esto no depende de nosotras y en muchas ocasiones el entorno laboral puede ser bastante hostil, y colocarnos frente a jefes déspotas o colegas envidiosos, acosadores y homófobos. Las actitudes discriminatorias se vuelven más dañinas para la víctima en tanto en cuanto no puede prescindir de ese empleo (a menos que tenga la suerte de encontrar otro de inmediato) porque lo necesita para su sustento más básico. Esto puede provocar una sensación de estar atrapada, de frustración, ansiedad o fobias que pueden desembocar en problemas serios de depresión. El miedo a sufrir este tipo de situaciones es lo que lleva a muchas personas LGTBI a no decir nada y a vivir dentro del armario la mayor parte del día.

¿Qué actitudes se consideran discriminación?

La discriminación tiene muchas caras y se puede manifestar de diferentes formas, algunas más agresivas que otras, aunque todas repercuten sobre el estado de ánimo y la salud mental de la víctima. Por ejemplo, los chistes homófobos o los comentarios disfrazados de broma (‘caray, hay que tener un poco más de sentido del humor’), comportamientos despectivos, excluir a una compañera de actividades comunes, son indicativos de que hay discriminación. Al final, la víctima termina aislándose y levantarse cada mañana para ir a trabajar puede convertirse en algo muy duro.

¿Qué podemos hacer en estos casos?

Lo primero es no callarse y enfrentar a esas personas que están generando tan mal clima y manteniendo actitudes ofensivas. Hay que hacerlo tranquilamente, desde la racionalidad y de una manera didáctica. Es bastante tedioso tener que explicarle a alguien algo tan básico como que hay que respetar a las personas, pero hay personas que no son conscientes del daño que están haciendo. Así que el primer paso es pedirles a esos compañeros que depongan su actitud porque te está haciendo daño. Si aun así la cosa persiste, es el momento de dirigirse al departamento de recursos humanos. En primer lugar, todas las empresas están obligadas a proteger a los trabajadores del acoso. En segundo lugar, la homofobia puede clasificarse como delito.

Si los actos discriminatorios llegan al punto delictivo habría que plantearse una demanda judicial. Si no sabes qué pasos hay que seguir puedes acudir a la asociación LGTBI de tu localidad para que te ayuden. Por último, si tu salud se está viendo afectada, habría que plantearse renunciar al empleo. A veces hay que elegir el mal menor. Además, lo principal es ponerse a salvo porque una experiencia así puede dejar graves secuelas.

Sobre todo no olvides que no estás sola. Busca personas que te brinden su apoyo en los momentos más difíciles. Si quiere saber más sigue leyendo nuestro blog.