La homofobia en Polonia sigue su curso, pero el activismo LGTBI también se hace más fuerte. Hace dos días se viralizó la maravillosa a imagen de diez diputadas del parlamento polaco de la coalición de izquierdas posando con vestidos de colores que formaban las banderas LGTBI. Tanto ellas como sus compañeros de partido se presentaron con mascarillas también con los colores del arcoíris.
Cuatro años más de homofobia en Polonia
Con este gesto se buscaba apoyar a este colectivo en el mismo día en el que el líder del partido conservador Andrzej Duda, tomaba posesión de su cargo como presidente, después de una campaña política incentivando peligrosamente la homofobia. Los parlamentarios conservaron puesta sus mascarillas reivindicativas en todo momento y mientras el nuevo presidente hablaba algunos mostraron ejemplares de la constitución de la nación. La intención de esta acción, era mostrar a la gente que en Polonia sí hay población queer, por mucho que se repita el eslogan ‘zona libre de ideología LGTB’. «Somos muchos, no están solos», decía Madej, activista del grupo Stop Bullshit.
Unos días antes, un joven LGTBI fue detenido por manifestarse colocando banderas arcoíris en distintas estatuas de Varsovia. Según informó su abogado, podría terminar en la cárcel. Otros tres activistas corrieron la misma suerte por acciones similares con banderas, y por colocar una en una estatua de Jesús con la Cruz, se enfrentan a condenas de dos años de prisión. El motivo es indignar públicamente un objeto de culto religioso y profanar un monumento.
Zona libre de ideología LGTBI
Andrzej Duda, quien fue elegido por primera vez en 2015, volvió a alcanzar la victoria electoral tras una campaña plagada de llamamientos a los ciudadanos conservadores religiosos y un discurso profundamente homofóbico, por lo que la situación para el colectivo LGTBI seguirá siendo complicada durante los próximos años.
La historia homófoba de Polonia no es reciente, de hecho es bastante habitual escuchar discursos de odio contra minorías en boca de personas con influencia mediática y políticos. Los conservadores llevan años obsesionados con la hegemonía heterosexual hasta puntos que rozan lo absurdo, como una petición que hizo en 2007 la Defensora del Menor exigiendo que se analizasen los mensajes homosexuales de Los Teletubbies.
Evidentemente, este goteo constante de mensajes de odio en un país donde no existe tal delito, tiene unas consecuencias gravísimas para el colectivo. Según datos aportados por la Campaña Contra la Homofobia, un 12% de las personas no heterosexuales han sido víctimas en alguna ocasión de alguna agresión física. La homofobia en Polonia también se refleja en marchas y manifestaciones LGTB donde la violencia ya es ya algo frecuente. Por ejemplo en la ciudad de Białystok se celebró la primera marcha en defensa de los derechos del colectivo y los participantes recibieron el ataque de un grupo de ultranacionalistas. El alcalde de Gdanks, Pawel Adamowicz, destacado activista por los derechos de los refugiados, migrantes y personas LGTB, fue apuñalado en 2019. Otro tipo de violencias cotidianas causan daños irreparables como le ocurrió a Milo Mazurkiewicz, un adolescente transexual que se vio abocado al suicidio.
Polonia ostenta el dudoso honor de ser el peor país de la Unión Europea en lo que a derechos LGTBi se refiere.
Pero no es el único país donde ocurren estas cosas. Si quieres más información, sigue leyendo.
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