Si hay algo que confunde a la humanidad cuando hablamos de una boda lésbica, es preguntarse si tienes que pedirlo tú o tu chica. Cuando yo me casé, durante meses parecía que en cualquier momento iba a pasar, pero realmente la dos estábamos esperando a que la otra diera el paso. Qué le vamos a hacer, las lesbianas somos así.
En aquel momento, acabé por hacerlo yo. En un arranque de locura y de valor que no sabía que tenía, decidí que ya era la hora de llevarme a mi pareja a París, a lo alto de la Torre Eiffel y pedirle que se casara conmigo. No te imaginas la que lie: organicé un Flashmob y todo para intentar que mi boda lésbica se celebrara. Incluso, preparé con mi banda un tema y una coreografía para la gente que iba a bailar. Pero todo mi plan se fue al traste cuando, yendo a comprar al supermercado de la esquina, Dolo se detuvo delante del puesto del pescado y me lo pidió ella.
¡Después de la que había liado!
En una boda lésbica, ¿quién se lo pide a quién?
Una vez nosotras nos hemos decidido, ya no hay confusión, pero sí para nuestras familias y amigos. Cuando lo anunciamos, vemos reacciones de todo tipo. A veces la reacción a tu futura boda lésbica es una pregunta franca, otras una pregunta muy grosera. Nunca son sobre cómo te lo pidieron, sino sobre la boda en sí. Incluso pueden preguntarte que quién hará de novio y quién de novia.
Al principio, cuando me preguntaban eso, pensaba que era una especie de broma, pero la que se equivocaba era yo. Lo preguntaban muy en serio. Eso me demostró que para que mi boda lésbica se celebrase alguien tenía que ir de blanco.
Ojo, que si estás planeando tu boda y las dos queréis llevar traje blanco, perfecto. Como si queréis ir vestidas de oso panda. La cuestión es que estéis cómodas y que queráis llevarlo libremente. No obstante, parece ser que los demás piensan que vamos a seguir la idea tradicional de que una lleve un traje de chaqueta y otra un vestido. ¿Y qué pasa si lo que queremos es llevar el traje de Darth Vader y de la Princesa Leia?
Lo que es seguro es que me negué a llevar un traje o un vestido porque los demás querían, y tampoco quiero ver a mi futura esposa llevando un vestido que no quiere llevar. Que sí, que puede quedar bonito, pero esas no somos nosotras. Jurar ante nuestros seres queridos que vamos a estar toda la vida la una con la otra merece hacerlo de forma sincera, tal y como somos.
Lo nuevo…
El matrimonio homosexual es relativamente reciente y, como ocurre con todas las cosas nuevas, el libro de reglas aún se está escribiendo. Supongo que la sociedad tardará en adaptarse a algo nuevo y acostumbrarse a crear nuevas tradiciones, pero puede que nos sorprenda.
Todavía estamos aprendiendo a cómo planificar una boda y, a medida que pasa el tiempo, la gente comienza a preguntar más sobre el compromiso en sí, en lugar de cuestionar cómo adaptaremos la forma de boda tradicional.
Lo que no deja de ser un alivio. ¿Y tú? ¿Cómo fue tu pedida de mano?
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