La virginidad es un concepto lleno de mitos, que lleva oprimiendo a las mujeres desde los principios de la historia. Ha sido una herramienta de control, de comercio, de censura, de orgullo y de vergüenza. Afortunadamente cada vez se le da menos importancia, al menos en occidente y fuera de grupos religiosos estrictos, pero todavía sigue generando dudas que contribuyen a encorsetar y limitar la sexualidad humana.

El himen y la cosificación del cuerpo de la mujer

Usamos la palabra ‘virgen’ para clasificar a las personas en dos grupos: las que han tenido relaciones sexuales y no son vírgenes, y las que no las han tenido, y sí son vírgenes. Pero claro, el mundo, y concretamente el ámbito del sexo y erotismo está organizado en torno a los hombres, por lo que la penetración (preferiblemente con un pene), es el acto que define y que marca la etiqueta que se coloca a una mujer con respecto a su vida sexual.

Esto está muy vinculado al himen, una fina membrana que se encuentra en la entrada de la vagina y que parece convertirse en la cinta roja simbólica que se corta en los actos de inauguración. Romper esa membrana (inaugurar a una mujer) ha sido, históricamente, un ritual muy deseado en los nuevos matrimonios. También ha sido fruto de muchos disgustos, decepciones y malos entendidos porque ni todas las mujeres tienen himen, ni todos se rompen con la penetración. Pero claro, sin la existencia del himen como prueba irrefutable, ¿cómo podría saberse si una mujer ha sido ‘estrenada’? El mundo se vendría abajo. 

El caso es que si es la rotura del himen mediante la penetración lo que define si una mujer es o no virgen, ¿qué ocurre con la virginidad de las lesbianas? ¿Siguen siendo vírgenes si nunca han tenido una relación heterosexual con coito vaginal o, como mínimo, con un dildo? El tema es bastante absurdo, y es una idea falocentrista que hace sombra a una realidad sexual mucho más amplia. Aun así, parece que los humanos, como animales sociales, tenemos la necesidad de encontrar esas etiquetas que nos definen y ver si encajamos en ellas.

La virginidad de las lesbianas, ¿cuándo y cómo se pierde?

Por eso aún hay mujeres lesbianas que se preguntan que en qué momento se considera que ha perdido la virginidad. ‘Me siento avergonzada porque  no si soy virgen o no’, escribía una joven en Yahoo Respuestas. 

El sexo entre lesbianas puede ser difícil de definir. De ahí que durante muchos siglos la amistad ‘intensa’ entre mujeres era vista como algo inocente. No se concebía que esos abrazos tan apretados pudiesen tener algo sexual. Al final, el tema de la virginidad queda un poco a la libre interpretación de las personas. Esto lo demostró la socióloga Laura Carpenter para su libro ‘Virginity Lost’. Lost entrevistó a 22 personas LGBT y 21 de ellos afirmaban que se podía perder la virginidad manteniendo sexo oral/ anal y/o vaginal. Sin embargo, no se incluía la estimulación manual genital como práctica suficiente para que una persona pase de a categoría ‘virgen’ a ‘no virgen’. Es decir, la virginidad de las lesbianas se pierde a través del sexo oral, pero no con una experiencia de masturbación con una pareja. Difícil de comprender, ¿verdad?

Como demuestra la inquietud de la chica de Yahoo Respuestas, el concepto de ‘virginidad’ puede ser perjudicial incluso para mujeres lesbianas, que suelen tener un espectro de prácticas sexuales más amplio, al no estar restringidas a la penetración. Pero parece ser que todavía tiene cierta importancia que la vagina haya sido penetrada alguna vez para poder ostentar el estatus de mujer ‘no virgen’. 

¿Qué tal si cambiamos el concepto de virginidad para definir esa primera ven en la que tuvimos un orgasmo en pareja? ¿Qué opinas tú?