Los primeros textos literarios atribuibles a mujeres lesbianas se remontan a la antigua Babilonia, al cuarto milenio antes de Cristo. Están escritos en lengua sumeria y describen sin ambigüedades el amor entre dos mujeres. En el mismo código de Hammurabi, se aportan ciertos datos que indican la presencia de mujeres con inclinaciones homosexuales, ya que se menciona a un grupo denomiando como ‘salzikrum’, una palabra que se podría traducir como ‘hija hombre’, que parecía disfrutar de más derechos hereditarios, que el resto de mujeres. Esto les daba la posibilidad de que iniciasen una familia con una esposa e incluso con varias.
La décima de las musas
Sin embargo las referencias más fiables, claras y conocidas son las que nos dejó la poetisa Safo, nacida en la isla griega de Lesbos, que se ha convertido en uno de los más importantes iconos lésbicos de toda la historia. Safo vivió aproximadamente entre los años 630 y 560 a.C. y en la Grecia Antigua. Llegó a ser una mujer muy admirada, por su enorme cultura y sus excepcionales aptitudes para la lírica. Platón la llamaba ‘la décima musa’. A lo largo de su vida compuso hermosos poemas en los que expresaba sin rodeos su atracción amorosa y sexual hacia otras mujeres.
Aunque por otra parte, también existen escritos en los que se la describe como una mujer que mantenía relaciones con hombres. De hecho se cree que estaba casada y que pudiese tener una hija. En aquella época, en Grecia y en Roma, era bastante habitual que algunas personas mantuviesen relaciones hetero y homosexuales de forma paralela, sin que fuese motivo de censura o críticas.
Así pues, Safo era una poetisa que escribió delicados y eternos poemas en los que describe amores entre mujeres, a veces felizmente correspondido y otras no. Se calcula que la de Lesbos llegó a escribir hasta 12 mil líneas de poemas, de las cuales solo han llegado hasta nosotras unas 600. Recordemos que la Iglesia Católica, hizo quemar en 1073, tanto en Constantinopla como en Roma todas las copias de sus escritos, por indecentes e inmorales. Después de eso solamente se consiguió reconstruir una pequeñísima parte de los pergaminos.
Safo y la Casa de las Sirvientas de las Musas
Safo también fue famosa en su época por crear una academia femenina, una especie de internado de chicas que se hacía llamar ‘La Casa de las sirvientas de las Musas’. En esta academia se dedicaban a venerar a Afrodita y todas las musas. Acudían jovencitas de clase social alta para recibir una educación clásica y para ser esposas y buenas amas de casa. En esta escuela recibían instrucción religiosa pero también artística y aprendían música, danza o poesía. Por lo que se dice, Safo, con sus poemas, promovía el amor entre mujeres y obviamente, en ‘La Casa de las sirvientas de las Musas’ tuvo unos cuantos amores con algunas alumnas, con mayor o menor intensidad.
Gracias a todo esto, la poetisa griega y su tierra de nacimiento, se han convertido en el símbolo por excelencia de la homosexualidad femenina.
Su fama hizo que se construyese toda una leyenda sobre su muerte, que siglos más tarde relataron otros poetas y pintaron otros artistas. Dicen que acabó su vida arrojándose al mar desde una roca de la isla de Léucade, un lugar escogido por los enamorados para acabar por su vida, por un amor no correspondido.
Sin embargo, se han encontrado algunas líneas suyas dedicadas a su hija pidiéndole que no se ponga triste por su enfermedad. También existe un poema atribuido a Safo donde se describe a sí misma como una anciana de cabellos canos. Probablemente la realidad sea mejor que la leyenda y tal vez Safo murió en su cama, de la mano de algún ser querido, después de haber amado mucho.
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