Todas hemos oído hablar de él, algunas han disfrutado de sus posibilidades y otras prefieren centrarse en estimular otros puntos de su anatomía. ¿Qué es el punto G?

El punto G: cómo, donde y cuándo

El nombre viene por Gräfenberg, un médico alemán, de los años 50 que sugirió la existencia de esta pequeña zona erógena. La verdad es que tiene tela que la parte más sensible de nuestras vaginas tengan que llevar el nombre de un señor, pero así es la historia en nuestro mundo patriarcal. Pero volvamos al punto G, ¿dónde está? Se ubica en la pared frontal de la vagina y cubre un área de entre uno y cinco centímetros. Esta región, estimulada de la forma adecuada desencadena el orgasmo. Sin embargo este famoso punto, ha sido objeto de controversias durante mucho tiempo, y no han sido pocos los expertos que han emprendido la tarea de realizar estudios para descubrir si verdaderamente existe o si es un mito.

Efectivamente, como exploradores que buscan respuestas al misterio del Lago Ness, el Hombre de las Nieves o el Bigfoot. Estos investigadores hicieron muchas encuestas sobre el tema, preguntando a un buen grupo de mujeres. Los resultados concluían que la mayoría de ellas sí creían en el punto G, por sus propias experiencias. Pero, ¡ah, amigas!, esto no era suficiente, había que demostrar científicamente el placer de estas mujeres y someter sus chich*s a exhaustivos estudios. El caso es que se realizaron investigaciones anatómicas en las que no se encontró ninguna estructura específica u órgano que se correspondiese con el punto G. También se realizaron estudios histólogos (de los tejidos de la zona) y no hallaron terminaciones nerviosas que justificasen una mayor sensibilidad en esta área de la vagina. Ciencia: 1; mujeres con vagina: 0.

Nuevos resultados

Pero la ciencia no podía parar hasta desentrañar el misterio y en recientes estudios se utilizó una nueva tecnología con sensores térmicos colocados en las vaginas de las mujeres voluntarias. Los resultados indicaron que sí se apreciaba que había mayor sensibilidad en la pared anterior de la vagina que en la posterior. Y esto sin necesidad de estimular o presionar.


Más tarde, en 2009, una ginecóloga francesa llamada Odile Buisson, propuso que el punto G podría ser una conexión con las ramificaciones del clítoris dentro de la vagina. Para confirmarlo, realizó pruebas con sonogramas donde pudo comprobar que durante la excitación el clítoris aumenta de tamaño (tanto la parte que sobresale, como las ramificaciones internas) y todas las paredes internas de la vagina con las que está en contacto, se vuelven mucho más sensibles.


Cabe apuntar que los hombres también tiene su punto G, situado en el interior del ano, pero curiosamente sobre este aspecto no se han realizado tantas investigaciones. Cada una que saque sus conclusiones.


Punto G, ¿mito o realidad? Pues la verdad es que nos da igual. Algunas mujeres se obsesionan un poco en su búsqueda, centralizando el placer, a veces sin ser conscientes, en la penetración. Pero el cuerpo está lleno de zonas erógenas, y el cerebro es la herramienta más erótica que podemos tener. ¿Por qué darle tanta importancia a un par de centímetros de tejido vaginal?