El colectivo LGBT tiene que seguir evolucionando y ser mejor día a día. Tenemos una causa potente por la que merece la pena luchar, y nuestras armas son nuestras voces. No podemos quedarnos calladas mientras esperamos que el mundo se arregle solo. Tienes la oportunidad de decir lo que piensas. Hazlo.

Bienvenido al mundo LGTB. Todo es maravilloso, porque el matrimonio homosexual es legal en muchísimos países del mundo, pero también hemos empezado a ver un fenómeno que no esperábamos, el «Back Seat Gay».

Según parece, hay algunos sectores de nuestra maravillosa sociedad que piensan que como los homosexuales tenemos «los mismos derechos» que los heteros, ellos pueden hacer lo que quieran con nosotros. Somos muchas las que pensamos que no necesitamos etiquetas. Hay quien se niega a reconocer abiertamente su homosexualidad.

La pregunta es si realmente esta es una postura más bien política que otra cosa, la de afirmar que en el mundo en el que vivimos ya no necesitamos etiquetas. La verdad es que es una visión muy optimista, pero un poquito errónea: vivimos en un mundo muy dividido.

La creencia de que no necesitamos etiquetas

Como digo, es una forma de pensar francamente optimista, ya que esto implica que todos somos iguales. Esto completamente de acuerdo, pero me da que aún estamos muy lejos de este punto. No somos iguales.

A diario escucho que no necesitamos etiquetas, pero sí que las necesitamos. Es obvio que un ejército debe llevar un uniforme, una bandera, y la nuestra es la del arco iris. Cuando los movimientos sociales más importantes de la historia como la igualdad racial, los derechos femeninos y la libertad religiosa estaban en su auge, quienes los defendían no se escondían. Se unieron y se hicieron más fuertes.

Sí necesitamos esas etiquetas

Y esa es la razón. Para alzarnos y contar para los demás. Ahora es el momento de levantarnos todos para que los que vienen detrás de nosotros no tengan que hacerlo. Para que su vida sea más fácil, como hicieron los que vinieron delante de nosotros. Deberíamos estar orgullosas de ser lesbianas y no ocultarlo, ser clave en nuestras comunidades. Unirnos.

Ojo, no estoy diciendo que nos transformemos en quienes no somos y seamos las reinas de la cabalgata del Orgullo (aunque si quieres hacerlo, no veo porqué no). Estoy hablando de vivir nuestra vida con total normalidad, pero sin ocultar quiénes somos.

Hoy en día, la cuestión es que las lesbianas, los gays, transexuales y bisexuales tenemos que pelear mucho para ganar esta batalla, y estamos muy ocupados celebrando todo sin pensar que aún queda mucho que hacer. Ser activistas LGTB no debería ser algo reactivo, sino proactivo, adelantarnos a lo que está por venir.

Es genial que vayas al desfile, pero también que te impliques y participes en su organización. Planifica y trabaja para aquellos que te necesitan, porque, después de todo, nosotras somos unas privilegiadas si nos comparamos con países donde la homosexualidad se castiga con la muerte.

Tenemos derechos con los que otras personas ni siquiera pueden soñar, poder amar a quien queremos y hacerlo abiertamente. ¿Te acuerdas de cuando estabas en el armario? Esa es la realidad todavía para muchas personas. Y nosotros tenemos que darles esa luz que necesitan.