Si me dieran un euro cada vez que alguien dice que tengo relaciones lésbicas porque no he «encontrado al hombre adecuado» o que «si me acostase con un hombre de verdad se me quitarían las tonterías» sería millonaria.
Mis relaciones lésbicas, en boca de todos
Cuando me mudé a mi piso actual, lo hice con mi mujer. Nos casamos y nos fuimos a vivir juntas. Encontramos un piso que nos venía bien. Somos la única pareja de mujeres del edificio, y eso se ve raro. Las relaciones lésbicas se ven raras aún hoy.
No mucho después de mudarnos, me encontré con mi vecino en las escaleras. Hablamos un rato y nos invitó a tomar café. Parecía simpático, así que fuimos. Empezamos a hablar de un montón de cosas, como de que hay chicas que se hacen piercings en la cara, y de que a mi no me gustaba. El tipo me respondió algo como, «sí, sentarse en la cara de una tía con piercings no mola, ¿verdad?»
La crudeza y el tono directo de este comentario me dejaron sin palabras. No sabía si largarme de allí o tirarle el café a la cara. Me gustaría decir que me sorprendió algo así de alguien a quien conocía de cinco minutos, pero por desgracia, no puedo. Estoy segura de que si yo fuese hetero, no habría dicho eso ni en broma.
Las relaciones lésbicas y los fetiches
Durante toda mi vida he tenido que escuchar preguntas muy inapropiadas fruto de los fetiches a los que están sometidas las relaciones lésbicas. Seguro que te suenan:
- ¿Quién es el tío de la pareja?
- ¿Cómo lo hacéis vosotras?
- ¿No es desagradable?
- ¿Qué sentís sin un pene en la cama?
- No pillo eso del sexo entre dos mujeres…
Simplemente para y no te metas en lo que no te importa. Total, no te va a gustar. Puede que lo veas como comentarios inofensivos y curiosidad, pero es molesto y desagradable.
A nadie le importa lo que hago yo con mi pareja en mi habitación, en la cocina o donde me guste tener relaciones. No todas las parejas tienen relaciones sexuales y hacer comentarios adelantados para suponer que lo hacen puede ser un problema para ellas. Esto es problemático ya que deja a aquellos que no desarrollan deseos sexuales a sentirse increíblemente aislados o distanciados de las normas sociales.
Libertad
La forma más adecuada de abordar esta situación es ver cuánta libertad de conversación permite una pareja o un individuo. Si son abiertos y sinceros sobre su vida sexual, entonces pregunta lo que quieras sin ofender. Si no, recuerda que no es asunto tuyo.
Lo triste es que muchas de estas preguntas vienen de la ignorancia que podría evitarse fácilmente con una educación sexual más libre y menos restringida. Cuando era joven, la asexualidad, la homosexualidad, la bisexualidad y cualquier cosa que se considerara diferente de ‘la norma’ no podían discutirse. Esto ha provocado que muchas personas no tengan ni idea de los problemas que la comunidad LGBT debe afrontar.
Amamos, vivimos y afrontamos las preguntas estúpidas lo mejor que podemos.
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