El estado de estado de alarma ha confinado a toda la población en sus casas. Y lo que para unos puede ser una simple incomodidad pasajera, para otros puede ser una autentica pesadilla con verdadero riesgo para su integridad psicológica.

Vivir confinado con una familia que te desprecia

Es el caso de los jóvenes LGTBI que deben convivir con familias que no les aceptan. La Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) ha querido alertar de la situación de vulnerabilidad de estos jóvenes que ahora mismo se encuentran confinados, conviviendo durante las 24 horas al día con personas que les rechazan, menosprecian o niegan su identidad.  Alejandro Alder, psicólogo y parte del  Comité Consultivo de FELGTB, explica que durante la situación actual de cuarentena muchos de estos jóvenes pueden estar siendo víctimas de un maltrato psicológico y emocional constante. Esto, unido a la propia experiencia de aislamiento obligatorio, puede generar emociones negativas como frustración, rechazo, ansiedad y depresión. 

Así es el caso de Kai, que tiene 25 años y es una persona de identidad no binaria. Está conviviendo con su madre durante la cuarentena y ella no admite ni respeta su identidad. Kai compartió su testimonio con la FELGTB. Confesaba que la situación le está afectando psicológicamente. Aunque reconoce que ahora lo lleva algo mejor que cuando tenía menos edad, que ahora tiene su identidad más formada y afianzada. Cuenta también que al no vivir con su madre habitualmente, la relación no era tan tensa y resultaba más llevadero. Pero ahora, conviviendo es más duro para Kai porque cada discusión para defenderse le resulta agotadora. Por que le explica las cosas, ella no es capaz de entenderlo. 

Recomendación del psicólogo: aceptar, racionalizar y poner límites

El psicólogo de la FELGTB recomienda que lo mejor para esta convivencia obligada y sin posibilidad de escapatoria, es establecer unas pautas que ayuden a que los problemas surgidos en estas circunstancias, se puedan sobrellevar mejor. Lo principal sería apelar a la racionalidad. Expresar en la familia, que si todos los miembros se respetan entre sí, la situación será más sencilla para todos. 

Si esta llamada a la calma y al respeto no funciona, entonces hay que poner límites, dentro de lo posible, según la realidad de la familia. El psicólogo también recomienda a estos jóvenes que simplemente acepten lo que está ocurriendo, en vez de entrar en conflicto. Aceptar una situación no significa resignarse, sino que nos da una perspectiva más objetiva para valorar las opciones de las que disponemos para abordar la experiencia de la mejor forma posible, teniendo siempre en cuenta que es algo temporal. 

Eso sí, desde la FELGTB lanzan un mensaje muy claro a los jóvenes LGTBI. Si la situación se vuelve muy complicada y alcanza niveles más graves o si la persona se siente en peligro o ve amenazada su integridad física o emocional, deberá llamar de inmediato a la policía.