Seguro que has oído o leído hablar del lobby gay. Especialmente en este reciente resurgir de la ultraderecha. Pero, ¿qué significa? La palabra lobby es un término que se usa para designar a un grupo con la capacidad y el poder para ejercer presión sobre un gobierno o empresas en lo referente a decisiones económicas o políticas.

Homofobia sutil

Es un concepto negativo ya que implica que esos grupos manipulan las decisiones importantes según sus propios intereses privados. Uno de los ejemplos de lobby es el de las armas en Estados Unidos. Desde hace unos cuantos años se ha popularizado la idea de que existe un lobby gay. Una afirmación que sostienen personas por lo general homófobas y detractoras de la integración y la normalización de la diversidad de todas las personas. El debate sobre la orientación sexual de Elsa en Frozen II dio mucho que hablar al respecto. Muchas personas que se catalogaban como “no homófobas”  (¿os acordáis del síndrome del “pero”?, se empeñaron en denunciar que era el lobby gay quien estaba presionando a Disney para que creasen un personaje homosexual. Y exigían que sus hijos no fuesen expuestos por la fuerza a algo semejante, por ceder a las peticiones de este grupo de presión.

Resulta que este concepto se ha convertido en la herramienta de ataque de homófobos cobardes incapaces de reconocerlo. No son personas cargadas de odio, con deseos de agredir. Tampoco son partidarios de las terapias de conversión sexual, ni consideran que las personas LGTB tengan un problema mental. No buscan penalizar la homosexualidad. Pero quieren que se queden en su sitio, en un segundo plano, medio escondidos (“en su casa que hagan lo que quieran”). Y es precisamente, contra esa semi invisibilidad, contra lo que lucha el colectivo LGTB, sin embargo, estas personas creen que se han conseguido los derechos suficientes y que hay que dar gracias y parar de dar la brasa. Exactamente igual que ocurre con el feminismo. Ese papel de segundas en los medios audiovisuales o en productos para un público menor de edad o esa incoherencia de permitir que los transexuales lleven a cabo una reasignación de sexo pero no puedan usar el baño público que les corresponde. Y así con muchas otras situaciones.

La malvada conspiración del lobby gay

Esta gente que habla del lobby gay son aquellos que dicen que no son homófobos pero rechazan a las personas con “pluma” porque ahí resulta demasiado evidente. También son los que se ofenden cuando ven un beso gay en televisión o en la calle, o los que te sueltan el rollo del “orgullo hetero”

Así pues, se acogen a la cuestión de ese presunto lobby gay que busca algún tipo de monopolio y subida al poder a través de presionar para hacerse más y más visible en los medios. Se trata de una conspiranoia que les hace creer en un enemigo invisible que supone un peligro serio para la humanidad. Este lobby es malvado y pretende anular a la población heterosexual para reducir a la población o despropósitos similares. Incluso hay quien sostiene que quieren crear gays y “homosexualizar” a las personas. Al final, un hecho tan justo como la visibilidad y la igualdad, o posibilidad de referentes en cine y televisión, se convierte en una iniciativa malévola con deseos ocultos y oscuros. La homofobia del siglo XXI, más sutil y refinada, pero homofobia al fin y al cabo.