Poco después de su publicación en 1973, se podía encontrar el mic lésbico «Come Out Comix» en los baños de la mayoría de las lesbianas en San Francisco.

Mary Wings sabía que le gustaban las mujeres mucho antes de conocer la palabra lesbiana. Cuando finalmente aprendió la palabra a los 21 años, su primer pensamiento fue lo gracioso que sonaba. No podía dejar de decirlo una y otra vez, jugando con él y sus diversas rimas, dejando que los sonidos saliera de su boca en todo momento.

Pero una vez que Wings realmente entendió que las lesbianas, y aún más, las comunidades de lesbianas, existían, supo que quería entrar. «Era como estar en un túnel de viento gigante y simplemente entré«, dijo Wings, de 69 años y con sede en San Francisco, al Huffington Post.

La creación del primer cómic lésbico

Wings creó su cómic lésbico «Come Out Comix» en 1973, y el ilustrador Justin Hall, autor de No Straight Lines: Four Decades of Queer Comics, lo describió como el primer cómic literario, queer, creado por y para gente queer.

Estéticamente hablando, tanto Hall como Wings admitieron que el cómic era muy crudo. Contaba en burbujas de pensamiento y dibujos llenos de rayitas cruzadas, mo Wings salió del armario como lesbiana, encontró una comunidad y su primer amor lésbico. Sin embargo, su franqueza sin complejos y generosidad emocional hicieron del mic lésbico un clásico al instante.

Muy poco tiempo después, todas las lesbianas de San Francisco tenían una copia en su casa.

A Wings le encantaba saber que las chicas lo leían en el baño, pues pensaba que era un tipo de literatura no apto para todos los espacios ni lugares.

Estandarte del movimiento underground

El movimiento del cómic underground en los Estados Unidos surgió en la década de 1960. Surgió como reacción a la Autoridad del Código de Comics, un esfuerzo de censura organizado en 1954 por la Comics Magazine Association of America para evitar la regulación gubernamental de un género cada vez más controvertido. El CCA impuso limitaciones draconianas a los cómics vendidos en tiendas de cómics afiliadas, limitando la representación de insinuaciones sexuales, violencia y blasfemias.

Y así, un movimiento de mic clandestino se desligó de la parte profana de la industria en las tiendas de cabecera y en las calles, trayendo consigo historias llenas de sexo, drogas y cosas raras. Dirigido por personas como Robert Crumb (el esposo de Kominsky-Crumb) y Trina Robbins, el movimiento evitó la censura de todo tipo y reformuló el medio como un espacio para explorar los temas más tabú.

Sin embargo, a pesar del espíritu desenfrenado del cómic underground, las voces más fuertes seguían siendo a menudo rectas, blancas y masculinas. Los temas prohibidos que exploraban generalmente involucraban fantasías masculinas desagradables llenas de misoginia. Los cómics feministas y raros, como la propia Wings, finalmente se abrieron paso. En el ámbito de los cómics, los artistas no necesitaban mucho más que voluntad, lápiz y papel para hacerlo. Sin lugar a dudas, esfuerzos por hacernos más visibles se han producido en todas las épocas. Lo que está claro es que gracias a artistas como Wings hoy podemos disfrutar de la libertad que tenemos.