No cabe duda de que Marlene Dietrich se ha convertido en un verdadero mito de la historia. No solo por su fama como artista, actriz y cantante. También por su presencia y por la forma de vivir la vida, sin privarse de ningún placer. Cuando la fama de esta estrella estaba en su cumbre entre los 30 y los 50, sus escándalos sexuales estaban también a la altura de su popularidad.
Marlene Dietrich: el mito
La historia de Marlene es paralela a la de Greta Garbo. Ambas fueron diosas del séptimo arte. Pero además compartieron amante, la poeta y escritora española Mercedes Acosta. Garbo admitía ser lesbiana, aunque de vez en cuando se dejaba caer en brazos de algún galán. Ella siempre tuvo preferencia por las mujeres. Dietrich, por su parte, era abiertamente bisexual, y alternaba gustosamente tanto con damas como con caballeros. Se puede decir que exprimió la vida al máximo, hasta aquel 6 de mayo de 1992 cuando falleció en París a los 92 años. En sus últimos años vivió oculta en su vivienda, en soledad y en la sombra, huyendo de su imagen en el espejo.
De joven, se inició en el sexo con su profesor de violín. En el Berlín de los años 20, en plena belle-epoque, el ambiente era una fiesta perpetua. Había terminado la guerra y el alivio de la sociedad era tal, que no dejaban de celebrarlo. Así las calles estaban llenas de bares, cabarés y todo tipo de establecimientos dedicados a bailar, beber y amar. Y allí se inició nuestra Marlene, en el arte y en el desparpajo para seducir. Marlene se casó por esa época y tuvo una hija aunque el matrimonio duró poco y hubo múltiples infidelidades, incluso ella incitaba a su marido para que hiciesen tríos con otra chica.
Hollywood a sus pies
Después llegó El ángel azul, la película que le dio fama mundial. Interpretaba a una prostituta que volvía loco de deseo a un pobre profesor. Todas recordamos su maravillosas piernas en esta película. Posteriormente se marchó a Estados Unidos huyendo del nazismo y allí consiguió conquistar a Hollywood. Algunas de sus películas no pasaron la censura española como The Devil is a woman, por el perturbador comportamiento de su protagonista femenina.
La fama de la actriz se extendió rápidamente por todas partes y en Hollywood comenzó a coleccionar amantes de la talla de Gary Cooper, Jimmy Stewart, Kirk Douglas, John Wayne, Yul Brynner, Orson Welles Doulas Fairbanks Jr. entre otros. Se rumorea que también el presidente John F. Kennedy pasó por su cama, pero siempre quedará la duda.
Pero volvamos a Berlín. Allí fue donde Marlene y Greta se conocieron, en la escena de una película en donde la sueca debía caer desmayada en los brazos de la alemana. Se hicieron inseparables y Marelene le enseñó todos los locales de moda de la ciudad, haciendo alarde de un desparpajo y un descaro que probablemente impresionó a Greta, que era de naturaleza tímida. Se sabe que Marlene Dietrich era una bomba sexual y la pobre Greta se dejó llevar por la pasión y creyó encontrar en ella al amor de su vida. Sin embargo todo se rompió cuando Garbo comenzó a lograr éxito. Marlene, visceral e impulsiva en todos los aspectos, no pudo soportar los celos y la envidia y terminaron alejándose.
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