La protección contra ETS en las relaciones lésbicas es una asignatura pendiente. Las dos únicas maneras conocidas para protegerse de contagios se trata de un dedal de látex que se coloca en el dedo para la masturbación y una lámina también de látex con el que se cubre la vulva o el ano para el sexo oral. Pero estos productos no se utilizan apenas y la realidad es que un gran número de mujeres, por no decir la mayoría, mantengan relaciones sin protegerse e incluso sin saber como hacerlo.
Protección contra ETS en las relaciones lésbicas
¿Y esto por qué es así? Básicamente por que muchas mujeres lesbianas o bisexuales no conocen su existencia. Ni ginecólogos, ni familiares, ni profesores proporcionan esa información a las jóvenes, probablemente porque también la desconocen. Muchas mujeres practican sexo sin protección porque se cree que los riesgos de contraer ETS en relaciones entre mujeres son muy bajos. Es cierto que las probabilidades son menores comparado con el sexo gay y heterosexual. Sin embargo siembre que hay contacto entre fluidos hay un porcentaje de riesgo.
Por otra parte, el precio de los productos mencionados no son precisamente bajos. Por ejemplo en Condonia.com, una de las webs de referencia en productos de material sexual, un paquete de 25 barreras cuesta alrededor de unos 60€, y esto es un impedimento para su utilización habitual. En la web de la FELGTB se pueden encontrar dedales a 2,5€ en cajas de 25. Pero no existen en farmacias, donde en muchos casos ni saben de su existencia, así que al final solamente se pueden comprar en la red.
Precio, desinformación, incomodidad
Otro motivo por el que la protección contra ETS en las relaciones lésbicas es nula en la mayoría de parejas, es su poca funcionalidad. Si bien los productos son eficaces y están bien desarrollados, no son sencillos de utilizar y no están ideados para una experiencia de usuaria real. Es decir, que están fabricados exclusivamente para proteger, dejando de lado la comodidad necesaria para el disfrute de las relaciones.
Esto demuestra que los fabricantes, empresas o autoridades nunca se han detenido a pensar lo engorroso que puede resultar vivir un momento erótico con una lámina de látex que ni siquiera se sujeta a ningún sitio. A veces se sugiere que en sustitución a esta malla, se utilice el papel film que se usa en la cocina. Imaginemos a dos mujeres colocando film en su vulva en un momento de excitación. Es algo para nada realista. Sin embargo, sí se pueden encontrar preservativos de todos los tipos y variedades, con relieves, de sabores, extrafinos, etc.
La educación sexual también deja mucho que desear hoy día. Si en algún colegio se ofrece algún taller o charla sobre sexualidad (algo en muchas ocasiones se anula por quejas de padres ignorantes) no pasan más allá de enseñar a los alumnos como se coloca un condón. Se ignora y se invisibiliza a las minorías. Esto no solo genera desinformación sino que convierte al sexo entre mujeres en un asunto secreto y a veces vergonzoso para muchas mujeres lesbianas y bisexuales.
Creemos (y esperamos) que esta situación irá cambiando poco a poco, a medida que exijamos una mayor visibilidad para las mujeres un colectivo LGTB que ha estado siempre a la sombra del mundo gay.
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