Algunas lesbianas han pasado de la dependencia al poliamor, algunas por pura moda, otras por convicción. Pero, ¿es el poliamor realmente una revolución emocional y social?, ¿o por el contrario se trata de una involución?, los extremos nunca fueron buenos.
Cómo aman las lesbianas del siglo XXI
Si bien las mujeres tenemos cierta tendencia a establecer relaciones de dependencia, por educación social, las lesbianas más. Desarrollar una relación dependiente entre dos chicas es bastante común. Por supuesto los heterosexuales también tienen problemas de dependencia emocional, es algo que afecta a toda la humanidad. Pero, dos chicas juntas, aumentan las probabilidades.
Esto no lo decimos nosotras, lo dicen las estadísticas y los estudios sociales de muchos psicólogos y sociólogos. Las mujeres podemos convertirnos en satélites emocionales de la pareja con cierta facilidad. Por supuesto también hay mujeres planeta, con hombres o mujeres satélite a su alrededor. El caso es que, dentro de las relaciones entre chicas, siempre habrá una más satélite que otra.
Por otra parte, el siglo XXI nos ha sorprendido con sus apps de citas, los swingers, y una gran diversidad sexual y sentimental. Eso está muy bien, es signo de que la sociedad evoluciona, y lo hace en todos los aspectos de la vida. Concretamente en la forma de establecer relaciones emocionales con otras personas. Y en esa nueva forma de relacionarse o tener relaciones se pone de moda el poliamor.
De dónde surgió el poliamor
El poliamor se considera una elección transgresora hoy en día, pero al parecer ya existió en la prehistoria. En ese contexto de cazadores-recolectores tenía sentido, pues no vivían mucho y los peligros acechaban por todas partes. A la que te descuidabas, tu pareja sexual había sido aplastada por un Mamut. De ahí que fuera una cuestión de supervivencia de la especie tener varias relaciones amoroso-sexuales, por si acaso.
En la actualidad los Mamuts no acechan a la vuelta de la esquina, pero sí los miedos y las inseguridades, que son otro tipo de Mamuts. Entonces, a alguien se le ocurre poner de moda el poliamor para con él tapar el miedo al compromiso que tenemos. Y las lesbianas pasan de la dependencia al poliamor así en un santiamén.
Todas aquellas chicas a las que siempre les ha costado mantener una relación estable, o se han sentido frustradas y ya no creen en el amor, o simplemente quieren probar, tienen en el poliamor la forma perfecta de vivir las relaciones. El poliamor promete ser una liberación, una revolución sexual y emocional, una forma auténtica y pura de relacionarse.
¡La monogamia es un invento del patriarcado!, ¡los animales no son monógamos!, estas son algunas de las consignas de las defensoras del poliamor. Gritar consignas de amor libre al más puro estilo de los 60 queda muy progre. Ocurre, sin embargo, que las relaciones poliamorosas fracasan antes que las monógamas. Y tampoco lo decimos nosotras, sino de nuevo los estudios e investigaciones sociales.
Y yo me pregunto, ¿si se suponen que el poliamor es la revolución, por qué fracasa?, ¿no será que es realmente una involución?. Ahí os dejo la pregunta para que reflexionéis, si queréis, mientras tomáis el sol en la playa.
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