Si te gusta el cine clásico, no puedes perderte “Olivia”, una película lésbica de 1951. Tanto la directora, como la escritora en cuyo libro se basa la cinta, despertaron un gran revuelo en su época.

Olivia, la película más atrevida de Jacqueline Audry

Esta directora francesa ya había desatado la polémica con sus trabajos anteriores. Su primer largometraje, “Les Malheurs de Sophie” fue censurada, incluso causó disturbios políticos. Por este motivo, la directora no encontró financiación hasta tres años después para su próximo bombazo: Sombre Dimanche. A este film le siguieron tres cintas más: Gigi, Minne y Mitsou, donde el sexo extramatrimonial representó un auténtico escándalo.

Acostumbrada a que la censuraran, por tanto, Jacqueline no tuvo ningún problema en atreverse a rodar una película lésbica. Así, en 1951 dirigió “Olivia”, que está basada en una novela de Dorothy Bussy. La novela tiene mucho de autobiografía, y por supuesto también sufrió la censura en su momento. Tanto es así, que la autora la publicó bajo seudónimo.

Por su parte Audry, está considerada una de las directoras de cine feministas más importantes de su época. En su estilo cinematográfico las mujeres siempre son las protagonistas. Rompió moldes de género y habló abiertamente de la sexualidad. Todo esto hizo que se convirtiera en una directora proscrita.

No obstante, su trabajo en “Olivia” fue tan brillante que Edwige Feuillère, una de las protagonistas, estuvo nominada a mejor actriz de los BAFTA. Esta película lésbica nos cuenta las pasiones que levanta una adolescente inglesa, que envían a estudiar en una modesta escuela parisina. La importancia de la película no está solo en la historia, de por sí revolucionaria para el año 1951, sino también en su dirección e interpretación.

Una película lésbica histórica

Cuando la película se estrenó en EEUU se llamaba “El pozo de la soledad», este título se escogió para diferenciar la película de la novela, aunque al final prevaleció el título original. La película, ambientada en una escuela francesa del siglo XIX, gira en torno a una nueva alumna inglesa, Olivia (interpretada por Marie-Claire Olivia) y su relación con dos directoras: Cara (Simone Simon) y Julie (Edwige Feuillere).

Las complicaciones surgen cuando Olivia se enamora de Julie, lo que atrae la atención celosa de Cara. La cinta trata también sobre el amor reprimido, la idolatría y los conflictos internos. Algo contado con la ingenuidad de la época y en un tono quizás algo sensiblero, una situación que se salva gracias a la actuación de Edwige Feuillère como la carismática directora, Mademoiselle Julie.

Aunque el tema principal es el autocontrol y la voluntad propia, las referencias e insinuaciones apuntan descaradamente al amor lésbico.  No es difícil imaginar que en los años 50 el pulso de los censores se hubiera disparado. Prueba de ello es que se cortaron once minutos de película en su primer lanzamiento.  

Sin duda la historia perfecta para una calurosa tarde de verano y una de las películas lésbicas más representativas del cine clásico.