A pesar de los discursos homófobos, el Pride de Polonia salió a la calle con récord de asistencia. Ochenta mil personas desfilaron por las calles de Varsovia para reivindicar los derechos del colectivo LGTBI.

El reto de hacer un Pride en Polonia

El actual presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda, es abiertamente homófobo. Llegó al poder por el partido Ley y Justicia, un partido ultraconservador que trata de aplastar el movimiento LGTBI en el país. Sus discursos de odio no han sido suficientes para evitar que este año el Pride de Polonia batiera record de asistencia.

Por otro lado, al desfile, acudió el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, con una postura política y humana mucho más tolerante. Tal y como había prometido a sus votantes, Trzaskowski quiere convertir Varsovia en una ciudad más abierta a la tolerancia.

También se sumaron al desfile diplomáticos de otros países como EEUU y Canadá, en la que ha sido la marcha más multitudinaria de Europa Central y del Este. Todo esto es realmente importante, si tenemos en cuenta que hace poco, el gobierno ha manifestado que el colectivo LGTBI es una amenaza para los niños y las familias.

Para el presidente de Polonia, el movimiento LGTBI es, además de un invento extranjero, una clara amenaza para la identidad de su país. Es más, muchos concejos municipales polacos se han atrevido a asegurar que sus municipios están libres de personas LGTBI. Otros, como el periodista Rafal Ziemkiewicz, se atrevió a comparar a las personas LGTBI con nazis y nuevos bolcheviques. A tal extremo llega el odio y la discriminación en Polonia.

El clima de odio en Polonia

Tres son las organizaciones que luchan para erradicar de la faz de Polonia a las personas LGTBI. Una de ellas es el partido Ley y Justicia, en la presidencia, otra es la Liga de las Familias Polacas, y también la Autodefensa de la República de Polonia. Estas tres entidades con fuertes influencias en el mundo de la política y el poder polaco han soltado verdaderas barbaridades.

Sin ir más lejos, el primer ministro polaco ha dicho que el Estado ha de intervenir si alguien trata de contaminar su homosexualidad a otras personas. Debe ser que el primer ministro, Kazimierz Marchinkiewicz cree que la homosexualidad es una enfermedad que se expande por contagio.

El Ministro de Cultura, ha advertido a la población polaca contra la brutal propaganda del lobby gay. Para este buen señor, Polonia está viviendo una noche oscura, debido a una locura que nada tiene que ver con la tolerancia, según él.

Ahora viene lo mejor, la directora del Centro Nacional de Formación del Profesorado, una tal Teresa Lecka, ha afirmado que la homosexualidad conduce al vacío, la degeneración y el drama. Habrá que reflexionar seriamente sobre estos puntos, a ver si va a tener razón.

Pero la más sutil de las perlas homófobas le corresponde al diputado Wierzejski, que lleno de orgullo dijo en el Parlamento polaco que a los desviados hay que aporrearlos. ¡Hala!, Ahí queda eso.

Pues a pesar de todo, las personas LGTBI se han lanzado a las calles a celebrar el Pride de Polonia por todo lo alto. Se merecen más que un aplauso y un reconocimiento.