¿Sabías que Ma Rainey incluyó muchos guiños lésbicos en las letras de sus canciones?, te contamos la historia. Esta diva del blues aprovechó la música para hablar de su orientación sexual.

Ma Rainey: La Madre del Blues también era lesbiana

Ma Rainey, nacida en 1886 en Georgia fue toda una estrella como cantante de blues. De hecho, fue la primera persona que incluyó el piano y la orquesta en el blues clásico. Su carrera y su estilo influyó en otras divas de la talla de Billie Holiday o Ethel Waters, y fue mentora de otra grande del blues: Bessie Smith.

Aunque Rainey se casó a los catorce años con Will Rainey, sus canciones están llenas de guiños lésbicos. Que hoy en día se escriban letras hablando de relaciones entre mujeres no sorprende, pero que lo haga una afroamericana en los años veinte, es de destacar.

Su vida se desarrolló en un contexto social donde sólo los ricos y los blancos tenían derechos. En este sentido que, siendo mujer, negra y de clase humilde, compusiera letras diciendo que no le gustaban los hombres, fue todo un acto de valentía. Dentro de su repertorio, canciones como “Prove It on Me Blues”, “Shave ‘Em Dry Blues” o “Bo-Weevil Blues”, son sólo algunos ejemplos.

La Madre del Blues no sólo tiene letras en sus canciones donde habla de su orientación sexual, también hacía referencia a la transexualidad y al travestismo. Pero además de ella, otros artistas negros de Harlem también usaron la música para expresar su homosexualidad. Tanto es así que el investigador americano Philipson hizo una película al respecto llamada “Take the Gay Train”.

La década de los 30 y las bulldykers

Este mismo doctor en literatura, Philipson, siguió con su investigación, y dio con un filón de lesbianas que cantaban blues y jazz en los años treinta. Lo mejor de todo es que, no sólo incluían guiños lésbicos en sus canciones, sino que vivían abiertamente su sexualidad.

Para empezar, Bessie Smith, la protegida de Rainey, era bisexual, junto a ella, Gladys Bentley, menos conocida, fue más contundente. Bentley, vestida de smoking, cantaba canciones lascivas y coqueteaba con el público femenino en sus recitales. El descaro de esta cantante de jazz, convirtió The Clam House, el local donde actuaba, en un club de lesbianas negras.

También Ethel Waters, otra cantante de blues de los años veinte, abiertamente lesbiana, formó un dúo musical con su amante Ethel Williams. Ambas no sólo actuaban juntas, dejando clara su relación en público, sino que también vivían juntas. Para la época, esto era todo un atrevimiento.

Otra conocida artista y amiga de las anteriores, Alberta Hunter, también vivía con su pareja Lottie Tyler. En el caso de esta pareja de chicas, su comportamiento era más discreto en público por miedo a las represiones sociales. Eso sí, en los cabarets de blues de Harlem, su relación no era un secreto para nadie.

En definitiva, estas chicas avispadas, supieron vivir su sexualidad sin cortapisas en los circuitos de vodevil más punteros de la época. Como veis, la historia está llena de guiños lésbicos por todas partes, sólo hay que saber mirar para encontrarlos.