El ghosting viene a significar que desapareces por completo de la vida de alguien sin dar explicaciones. Más allá de los bloqueos en las redes sociales, ahora la forma de dejar una relación es no dejar rastro.

Por qué triunfa el ghosting para terminar una relación

En la era de las relaciones virtuales y los ligues por internet y las apps, no es de extrañar que romper sea también diferente. Antes, para dejar una relación, se lo comunicabas a la persona implicada. Ahora, cada vez más se opta por desparecer sin dejar rastro ni dar explicación alguna.

De la misma manera que es más fácil ligar sin dar la cara, también es más fácil romper sin afrontar la situación. En muchas ocasiones, el ghosting viene a consecuencia de una infidelidad. Si pillas a tu chica siéndote infiel, qué mejor castigo que desaparecer de su vida por completo. Pero este método va más allá, hay quien desaparece incluso de la ciudad, se esfuma literalmente de la faz de la tierra.

Todas sabemos de situaciones donde se bloquea a las ex en las redes sociales. Hasta ahí parece normal en esta sociedad digitalizada, pero hacerle ghosting a alguien es aún peor. Independientemente de que lo merezca o no, desaparecer de la noche a la mañana sin decir ni pío es la nueva forma de cortar con alguien.

Esta nueva moda no es más que la consecuencia directa de la deshumanización de nuestra sociedad. Cierto es que, en caso de maltrato o violencia de género, el ghosting está más que justificado. Eso por no decir que es incluso recomendable para evitar males mayores. Pero si no hay maltrato de por medio, qué hay más humano que dar una explicación para acabar con la relación.

Consecuencias del ghosting en la era de la digitalización

Este poder de deshacernos de alguien sin más, tiene serias consecuencias, sobre todo si normalizamos dicha conducta. Entre los adolescentes es habitual no contestar los mensajes o desaparecer de la vida de alguien sin dar explicaciones. El problema es cuando dicha conducta relacionada con el uso del móvil se traspasa a los adultos.

Como adultos y adultas, si nos parecer normal que nos ignoren estamos aceptando que está bien ser maltratados. Como consecuencia, aprendemos a maltratar a otras personas y de esta forma, creamos una sociedad con cero empatía. Los psicoterapeutas alertan de estas conductas, pues tienen consecuencias más allá de lo que podríamos pensar.

Eludir afrontar el fin de una relación hace que cada vez nos insensibilicemos más con los sentimientos. Esta desconexión de los sentimientos propios y ajenos nos lleva a conductas muy poco sanas. Cada vez será más difícil relacionarnos de forma sana con los demás si no sabemos cómo afrontar los problemas. Lo peor de todo es que al normalizar esta conducta, muchas personas ni siquiera son conscientes del daño que pueden hacer.

Por este motivo, antes de hacer ghosting, es mejor respirar hondo y contar hasta diez. Cerrar vínculos forma parte de la madurez emocional y la evolución de nuestra personalidad. Evitarlo sólo nos convierte en eternas adolescentes que no se responsabilizan de su vida.