Superar una ruptura parece casi imposible cuando está reciente. Por lo general la gente cree que la persona que es dejada se encuentra en una posición más dramática y que su gestión del duelo es más complicada. Pero vamos a ver como se vive desde ambos lados.
Cómo superar una ruptura: la persona que deja
Tienes que enfrentarte a la idea de que ya no amas a esa persona a la que un día quisiste con locura, a pesar de saber que tu pareja te sigue queriendo, que te apoyaría en todo y que quiere estar a tu lado por siempre. Esto te hace dudar, no sabes si tu decisión es correcta, ni si te puedes arrepentir. Nadie quiere asumir el papel del mala de la película ni hacer daño a alguien a quien ha querido muchísimo. Ver sufrir a la otra persona provoca un fuerte sentimiento de culpa, sobre todo si la pareja reacciona con ruegos y súplicas. En algunos casos, a pesar de que la relación está acabada, ninguna de las dos tiene el valor de dar el paso por lo que la angustia y la infelicidad se prolongan innecesariamente. Decidir dejar una relación requiere mucho valor y asertividad.
Cómo superar una ruptura: la persona dejada
De repente, la persona en la que más se confía y con la que se han elaborado planes de futuro, te suelta la bomba. No te quiere, desea salir de tu vida. El suelo se tambalea bajo los pies de una cuando algo así sucede, no entiendes por qué, te culpas, quieres hacer lo que sea por recomponer la situación, por hacer que cambie de idea. Analizas en qué ha fallado la relación y te embarga la pena y la ansiedad y un aluvión de emociones contradictorias, como odio, rabia, amor… Comienza la difícil tarea de desenamorarse de esa persona que te ha dejado.
Fases de la ruptura
Como ves, ninguna de las situaciones es sencilla, si bien la que tiene que apagar el interruptor de su corazón y dejar de amar a su ex pareja, tiene algo más de trabajo emocional que hacer para superar una ruptura. Tiene que sanar su corazón roto.
Autocompasión
La primera reacción habitual es dejarse llevar por la autocompasión, un sentimiento que te puede engullir hasta el mismísimo infierno, y contra el que hay que luchar. Un poco de “¿por qué me tiene que pasar esto a mi?” vale, pero sin entrar en un bucle. No queda otra que seguir adelante, con todo el esfuerzo que ello implica.
Negación
La negación es otra fase previsible. Seguro que se ha equivocado, tiene mucho estrés en el trabajo y se ha agobiado. Estado un poco ocupada estos meses y no le he prestado demasiada atención, si me da otra oportunidad seguro que recuperaré su amor y será todo como al principio. No, no y no. Hay que aceptar el final de las cosas para superar una ruptura. No te dejes atrapar por vanas esperanzas, cuanto antes asumas la realidad, más pronto comenzará a sanar la herida.
Ira
Luego aparece el enfado, lleno de ira, de reproches y de deseos de venganza. Comienzas a ver defectos en la otra persona, le culpas de esto y de aquello. Sin embargo, cuando el amor se va, no hay culpables, ni responsables. No tenemos control sobre ese tipo de emociones y el hecho de que los sentimientos pueden cambiar es algo que hay que prever en cualquier relación. A veces es para siempre y a veces no.
Culpa
La culpabilidad y la decepción también son emociones difíciles de digerir. Pensamos que pudimos hacer las cosas de otra forma, ser mejores compañeras, mejores amantes, más simpáticas, más cariñosas, más, más, más… ¡Cuidado, porque tu autoestima está en juego! Eres perfecta tal cual y por eso tu pareja se enamoró de ti durante un tiempo. No debes cambiar nada por nadie. De las relaciones fallidas, obviamente aprendemos cosas y podemos mejorarnos en algunos aspectos, pero no tiene sentido reprocharse ahora actitudes o decisiones del pasado. Madurar y evolucionar como persona es un proceso lleno de tropezones.
Tristeza
Finalmente la melancolía se atrapará pero con una tristeza nostálgica más llevadera, menos dolorosa. Extrañaremos los buenos momentos del pasado pero aceptándolo como una bonita experiencia que atesorar. En este punto ya queda menos para superar una ruptura. Pronto pondrás los ojos en el futuro. Sobre todo, no tengas prisa, cuídate y arrópate en el cariño de tus seres queridos.
Así es