Salir del armario en la edad adulta es más común de lo que nos imaginamos. Puede que incluso te haya pasado a ti o a alguna mujer que conozcas. En la mayoría de los casos se trata de mujeres y de hombres que han desarrollado su vida adulta según los patrones de la heterosexualidad. Incluyendo una familia, matrimonio e hijos. Algo que hace que esta salida del armario sea muchísimo más difícil.
Salir del armario en la edad adulta
Muchos prefieren continuar manteniendo oculta su verdadera naturaleza, y evitar provocar en su entorno un estado de desconcierto. Además, la sociedad actual, tiende a invisibilizar las necesidades de las personas que no se encuentran en el grupo de edad etiquetado como “joven”. Y mucho más si hablamos de la sexualidad de las personas maduras. Pero por suerte, las cosas van cambiando.
En centros de apoyo para colectivos LGTB como el Cogam de Madrid, han notado que el número de personas que deciden salir del armario en la edad adulta, está aumentando. Los psicólogos estudian este fenómeno. Han concluido que la mayoría habían desarrollado una fuerte homofobia que les provocaba un autorrechazo a su propia condición. Algo bastante comprensible ya que, recordemos, aún fue el año 1990 cuando la OMS decidió descatalogar la homosexualidad como enfermedad. Antes de eso, durante las décadas anteriores los mensajes que se expresaban al respecto, estaban cargados de odio y prejuicios. Así que teniendo en cuenta que somos animales fundamentalmente sociales, a menudo los humanos, decidimos anular nuestra propia naturaleza, con tal de sentirnos aceptados.
Discriminación por edad
A nivel social se sigue penalizando a las personas maduras que deciden seguir expresando su faceta erótica. Rápidamente son calificados como “viejas locas” o “viejos verdes”. A pesar de esto, gracias a que la homosexualidad está hoy día muy normalizada, aquellos de deciden hacerla pública, viven su sexualidad como una segunda adolescencia.
Para las mujeres, salir del armario en la edad adulta es algo más sencillo. Siempre ha sido más fácil camuflar de amistad la homosexualidad femenina que la masculina. Dos mujeres conviviendo no provocan alarmismo ni sospecha social, sin embargo dos hombres sí. Aunque a primera vista pueda parecer ventajoso, la realidad es que detrás de esta actitud se esconde un fuerte machismo. El sexo lébisco siempre ha sido considerado como un tonteo sin importancia. O incluso como una forma de excitación para el hombre.
La orientación sexual puede fluir
Lo más común es que uno empiece a intuir su orientación sexual ya desde la infancia o la primera juventud. No tiene por qué existir deseo sexual. Simplemente se puede identificar qué personas son las que más atraen o llaman la atención. Hay gente que afirma que ya tenían clara cuales eran sus preferencias antes de llegar a la pubertad. En estos casos, salir del armario, es relativamente fácil. Sin embargo otros muchos no tienen esa certeza.
También puede ocurrir que la atracción vaya fluctuando y varíe con el paso del tiempo. Los investigadores de la sexualidad lo denominan “fluidez”. La orientación sexual se podría representar en una escala. En un extremo estaría la 100% homosexual y en el otro la 100% hetero. Según los expertos, mucha gente no se encuentra en ninguno de ambos lados, sino que se sitúan en algún punto intermedio.
El ser humano va descubriendo su orientación sexual a lo largo de la vida. Algunos necesitan más tiempo y deben pasar por etapas de experimentación antes de poder definirse. Otros, no lo descubren hasta que no aparece la persona adecuada. Y los hay quienes se arman de valor y ganas de vivir y se animan a salir del armario tras toda una vida heterosexual.
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