Ser lesbiana no es fácil según en qué países o culturas, el entorno gitano no es una excepción. La cultura gitana, tan rica en muchas cosas, y con tradiciones tan arraigadas, no es una cultura precisamente feminista. Mucho menos está a favor de las relaciones entre personas del mismo sexo.
Carmen y Lola dos adolescentes gitanas
La película recién llegada a los cines Carmen y Lola, nos cuenta la historia de dos mujeres jóvenes. Una de ellas, ya preparada para casarse, tan sólo cuenta con 17 años. Pero la tradición gitana es así, con 17 años una mujer ya debe casarse y tener una familia. Esta chica es Carmen, una adolescente de Vallecas que no ha ido nunca a la escuela porque casarse es su misión en la vida.
De otro lado está Lola, también adolescente, madrileña y gitana, pero con vocación de profesora. Lola es feminista, por lo que mantiene una lucha interna contra todos los convencionalismos de su entorno. Ella no está para casarse y tener hijos y renunciar a sus sueños.
Ambas, protagonistas de una historia de amor entre mujeres en un sistema cultural muy celoso de sus tradiciones. La historia la dirige Arantxa Echevarría, directora bilbaína que pretende mostrarnos un retrato auténtico de la mujer gitana. La película, rodada en Super8, tiene tinte documental, que va poco a poco centrándose en la historia entre las dos protagonistas.
Ser mujer, lesbiana y gitana
Ser mujer gitana es seguir un rol muy específico. La mujer está para casarse, su papel no va más allá de ser esposa, madre y ama de casa. La sangre y la familia son fundamentales para la comunidad. Ir en contra de estos principios es ir en contra de toda la comunidad y hasta en contra del mismo Dios.
Por lo tanto, ser mujer, gitana y además lesbiana, no es nada fácil. La película muestra cómo se va desenvolviendo esta historia de amor prohibido. Al mismo tiempo, pone de manifiesto con toda claridad y sencillez la situación de la mujer. Una forma muy purista, cinematográficamente hablando de reivindicar los derechos de la mujer dentro de la comunidad gitana.
En palabras de la propia Echevarría: “la mujer gitana está pisoteada, aplastada y además es invisible tanto para payos como para gitanos”. En tal situación, ser lesbiana es casi un imposible. La tradición pesa tanto, que, en un momento de la película, el padre de una de las protagonistas llega a decir: “prefiero que se vaya con un gitano malo que con un buen payo”. Así de claras son las cosas, así de inamovibles, así de duras para la mujer.
Por suerte, esta directora vasca ha decidido dar voz a las mujeres gitanas. De otra manera sería imposible que supiéramos nada de ellas. Las mujeres que no cumplen con la tradición son expulsadas de la comunidad o se ven forzadas a huir. Ser lesbiana en la cultura gitana no está permitido. De hecho, ser mujer en la cultura gitana hoy en día es todo un reto.
Ningún Comentario