La besada lésbica se convocó por RozeLinks, organización para los derechos LGTBI, en respuesta a la actitud homófoba de las monjas de la congregación de las Misioneras de la Caridad de Ámsterdam. Las monjas holandesas expulsaron a principios de agosto a una solicitante de asilo por ser lesbiana.

La Iglesia Católica y la eterna homofobia

La congregación de monjas decidió que Justine, originaria de Uganda, y que precisamente había huido de su país por la discriminación que sufría, sólo podía quedarse si se negaba a ser lesbiana.

Así como lo oyes, las monjas al parecer consideraban que su condición de lesbiana “representaba un peligro para el resto de mujeres y niñas”. No haremos comentarios al respecto de tales aseveraciones, sobre todo teniendo en cuenta que millones de mujeres son violadas y asesinada a diario a manos de hombres heterosexuales. Cosa que al parecer las hermanas de la Caridad holandesas ignoran por completo, al igual que los miles de casos de pederastia dentro de la propia Institución a la que representan.

Por otra parte, las susodichas monjas consideraban que Justine podía negarse a ser lesbiana y ya está, ¡asunto arreglado!, con esa condición la admitirían en sus instalaciones. Por supuesto el Ayuntamiento de la ciudad manifestó su total rechazo a la actitud de las hermanas. Desde el consistorio se dejó bien claro que Ámsterdam es una ciudad tolerante, por lo que no van a permitir semejantes comportamientos.

Las monjas, en su recelo contra todo lo que no sea el hetero-patriarcado, han incurrido en un grave error. Primero porque como esposas de Dios, deberían predicar con el ejemplo y “amar al prójimo como a ellas mismas”. En segundo lugar, porque como mujeres no pueden negarse a acoger a una mujer refugiada en situación de vulnerabilidad.

Por fortuna, existen organizaciones que defienden los derechos no sólo del colectivo LGTBI, sino también de las mujeres, y en particular de las mujeres lesbianas.

La convocatoria de la besada lésbica

La organización RozeLinks, tan pronto tuvo conocimiento de los hechos, convocó una besada lésbica. De esta forma, cientos de mujeres podían manifestarse en contra de la decisión de las monjas y hacer presión para que admitieran a Justine.

Además de la besada lésbica, la organización convocó la pintada de un arco iris en la acera de acceso al edificio donde residen las monjas. No obstante, aparte de estas acciones, Justine presentó una denuncia ante la policía holandesa por mujer refugiada y discriminación.

El resultado, es que la inmigrante ugandesa está a la espera de la resolución de su petición de residencia y trabajo. Mientras las autoridades valoran su caso y deciden si conceder el asilo a Justine, ésta ha tenido que ser alojada por un miembro de RozeLinks.

Las hermanas de la Caridad de Ámsterdam se lo pensarán dos veces antes de volver a discriminar a ninguna otra mujer. No sólo por ser lesbiana, sino porque se da el agravante de que es una mujer en situación de riesgo. Si Justine escapó de país, fue precisamente para evitar que la discriminaran por su orientación sexual.