Aunque Tomboy es una película del año 2011, sigue siendo tan actual como cuando se rodó. Escrita y dirigida por Céline Sciamma, este film nos cuenta la historia de una niña que quiere ser niño. La protagonista se llama Laure y tiene diez años, pero se presenta como Michael ante sus nuevos amigos.

Michael vs Laure

Laure, aquien le da vida Zoé Héran, aterriza en un nuevo lugar tras varias mudanzas de su familia. Allí conoce a un grupo de niños de su edad, y también a su amiga Lisa, de la que se enamora. Cuando le preguntan cómo se llama, responde que Michael, con lo que todos la toman por niño.

De hecho, Michael es su verdadera identidad, la que ella siente que es, no se siente para nada una niña. Viste como un niño y trata de copiar los comportamientos de los niños, al tiempo que intenta ocultar lo evidente. Al menos esto es lo que parece reflejar la película, pero nada queda del todo claro en este film.

Lo que empezó como un juego lleva a Laure a un callejón sin salida cuando descubren que en realidad es una niña. Ni los niños del pueblo, ni la propia madre de la protagonista aceptan la situación. Aunque el padre parece que acepta completamente a Michael, de hecho, su comportamiento es bastante ambiguo al respecto.

En este sentido, tendréis que descubrir los verdaderos motivos que llevan a Laure a mostrarse como Michael. Teniendo en cuenta que está en plena adolescencia, con toda la confusión sexual que ello conlleva. Aunque, por otra parte, se ve bastante claro desde el principio que como se siente realmente cómoda es siendo Michael.

Tema aparte es su enamoramiento de Lisa, que también se enamora de ella siendo Michael. Pero cuando lo descubre, aunque en un primer momento la rechaza, al final no queda todo perdido. Otro guiño de la película no sólo hacia la apertura infantil hacia las no etiquetas, sino también hacia el amor lésbico.

La sensibilidad de Tomboy

Esta película, a través de la ingenuidad y dulzura de los niños como protagonistas, nos transmite en todo momento una gran sensación de realidad. La guionista y directora sabe bien como llevarnos hacia un terreno lleno de sensualidad y emociones ambiguas.

En este clima se desarrolla una historia al tiempo enternecedora y exquisita, por la sencillez y claridad de lo narrado. Y pone de manifiesto el protagonismo de los niños dentro del colectivo LGBTi, una vez más indefensos ante las normas de los adultos.

Aunque la identidad sexual no es novedad en el cine, y como ya apuntábamos la película no es reciente, Tomboy merece ser vista. Hacer hincapié en la visibilidad y concienciar cada vez más a la sociedad es de agradecer. Con esta película Céline Sciamma no sólo consigue emocionarnos, sino también concienciarnos.

Esperemos que cada vez haya más películas que muestren de una manera tan acertada una visión más amplia de la identidad género.