El próximo mes de septiembre llegará a la gran pantalla la historia de Lizzie Borden, más conocida como la asesina del hacha. Un brutal asesinato es la escena que rodea al romance lésbico entre Lizzie y la criada de la casa.

Dos actrices perfectas para un romance lésbico secreto

Esta película basada en hechos reales, es llevada al cine por el galardonado Craig William Macneill. Este director de cine estadounidense ya se hizo famoso con el largometraje The Boy, y la serie de televisión Channel Zero. Con Lizzie participará en el Festival de Cine de Sundance, de la mano de Chloë Sevigny y nuestra querida Kristen Stewart.

Sevigny da vida al personaje de Lizzie Borden, una mujer de Massachusetss que mató a su padre y su madrastra con un hacha. La película es una adaptación de los hechos, que pretende contar la historia previa a los asesinatos. Una forma diferente de enfocar la historia que causó revuelo en su época por lo sanguinaria.

Dentro de este enfoque anterior a los asesinatos, el director nos presenta la historia de Lizzie. Esta mujer, abusada sexualmente por su progenitor y maltratada por su madrastra, mantiene un romance lésbico secreto con la criada de la casa. La película va desentrañando los motivos que llevaron a la protagonista al brutal desenlace.

La nominada al Oscar Chloë Sevigny interpreta a la perfección el papel de Lizzie. Kristen por su parte, se convierte en Maggie, la sirvienta que la ayudó a cometer los crímenes. Ambas están magníficas en sus papeles, desprendiendo una química entre las dos que hará saltar más de una alarma. Desde luego el director ha sabido elegir bien a sus actrices, los papeles les van que ni pintados.

La recreación de la historia de Lizzie Borden

La película, por medio de un ambiente asfixiante, turbador y lleno de frustración y desesperación transmite claramente la sensación que pretende. Sevigny maneja perfectamente cada gesto de la protagonista, haciendo uso de una interpretación más que brillante.

Por otra parte, Kristen, en el papel de criada, sabe expresar cada emoción en el momento adecuado. Incluso el papel del padre, interpretado por Jamey Sheridan no podría ser más creíble. Completa el reparto Fiona Shaw, actriz de teatro irlandesa, en el papel de la madrastra de Lizzie Borden.

Sin duda, el elenco sido escogido específicamente por su capacidad de interpretar a la perfección lo que se espera de cada personaje. Ninguno de ellos cae en excesos, o se queda corto a la hora de transmitir y contar la historia. Una historia por otra parte, muy comprometida, que mal dirigida podría haber acabado en un simple relato sangriento.

Eso es lo bueno del cine, que incluso la historia más trágica y sobrecogedora, puede convertirse en una obra de arte. Esto es lo que ha hecho Macneill al escoger este suceso real, rescatarlo y darle vida. Pero una vida diferente, no cubierta sólo por el horror de la sangre, o la muerte de los padres de Lizzie.