Entre los ministros del nuevo gobierno hay dos gays reconocidos, pero, ¿dónde están las ministras lesbianas? El pasado jueves por primera vez un ministro saludaba a su marido. Era Fernando Grande-Marlaska durante la ceromonia en la que se le entregaba la cartera del Ministerio del Interior. Más o menos a la misma hora, el conocido y abiertamente gay, Màxim Huerta, se hacía con el cargo de ministro de Cultura y Deporte.

¿Donde están las ministras lesbianas?

De esta forma se conformaba así un nuevo gobierno con dos ministros que contribuyen a normalizar la homosexualidad en cualquier ámbito profesional. Pero aún hay otra cosa que no había ocurrido hasta ahora. Y es que esta vez, se va más allá de la paridad y la balanza pesa más hacia las mujeres. Es decir, tenemos 5 ministros y 11 ministras. De esta forma se trata de dar un paso para romper el techo de cristal. Ese que limita tanto laboralmente a mujeres brillantísimas.  Sin embargo, ¿qué pasa con las ministras lesbianas?

Es evidente que la invisibilidad de las lesbianas sigue siendo un serio problema al que se enfrenta el colectivo. Aunque cada vez tengamos más referentes lésbicos en los medios audiovisuales, en la vida real y a efectos prácticos las puertas del armario está muy cerradas para algunas mujeres.

Es cierto que las cosas van cambiando poco a poco, pero aún no llegan a ocupar el espacio correspondiente en los distintos ámbitos sociales como el cultural, el mediático y en este caso, el político. Imagina el impacto que puede suponer para una niña o una adolescente el poder escuchar a una ministra haciendo público su lesbianismo. Por que una cosa está clara y es que como seres sociales, buscamos espejos desde pequeños. Tener referentes es imprescindible porque construyen posibilidades de existencia.

Escasa representación lésbica

Pero parece que la alta política no acepta todavía de muy buen grado la diversidad sexual. De hecho, la homosexualidad se ha utilizado en infinidad de veces como herramienta para desacreditar a contrincantes. Y hasta hace bien poco, se contaban con los dedos los políticos abiertamente gays. ¿Pero que pasa con las mujeres? ¿Cuantas ministras lesbianas o políticas en niveles visibles se conocen?

Las mujeres lesbianas siguen sufriendo una forma de violencia que es la invisibilización. Desgraciadamente las mujeres en estos ámbitos sufren una doble discriminación: la homofobia y el machismo.  La realidad sexo afectiva de la mujer todavía es algo que se oculta y se reserva a lo privado.

Pese a los esfuerzos de las asociaciones LGTBI, la realidad es que existe una invisibilización sistemática de lo lésbico, siendo relegadas a un segundo plano. El colectivo por desgracia, peca a menudo de machista. Y si bien el mundo gay se muestra sin tapujos y con verdadero orgullo, no sucede así con las lesbianas, que deben luchar también con los prejuicios propios de su género.

Esperemos que poco a poco, las ministras lesbianas y las mujeres en general vayan ocupando los espacios que les corresponden.