La App Gindr, especializada y pensada para generar contactos entre gays de todo el mundo, está ahora mismo en el disparadero. Lo está porque según se ha descubierto, compartía información sobre usuarios con VIH con otras empresas. Ahí es nada. Te hablamos de uno de los mayores escándalos que afectan a la App Gindr y de paso a todas las que funcionan de una forma similar.

La App Gindr y su trasvase de información

La App Gindr tiene en la actualidad más de 3,6 millones de usuarios en todo el mundo. No es una app gratuita sino que hay que pagar una cuota para poder usarla. Es así  como ha logrado extender su dominio a todas las partes del mundo. Y decimos su dominio entendiendo que este tipo de APP siempre tienen su doble filo. Y su lado oscuro, por supuesto. La cuestión es que la App Gindr es una de las pioneras en emplear el sistema de geolocalización. Al mismo tiempo, cuando te registras te pide información relativa a tu salud. La cuestión de las ETS y en especial la del VIH es sensible en la comunidad gay. Es por ello que la App Gindr solicita información de este tipo cuando te registras. Hasta aquí habría muchas personas que considerarían que esto de hecho es bueno. Yo soy más desconfiada, la verdad.

Sin embargo, la polémica viene porque para optimizar sus procesos (se supone) la App Gindr compartía información de sus usuarios con terceros. En concreto, con algunas empresas supuestamente dedicadas a optimizar el sistema, hacer pruebas y comprobar que todo esté bien. Naturalmente, según dice la App Gindr, se suministraba alguna información (la mínima, dicen ellos) a estas compañías. Lo hacían para que pudieran cumplir su cometido.

¿Cuál es el problema?

El problema es que esas empresas con esa información ya pueden asociar una geolocalización y los datos sanitarios a un perfil en concreto. Es decir, saben donde vive la persona, donde está y cuál es su estado de salud. Con esa información se tiene suficiente para saber si ese usuario tiene VIH. Y la cuestión es que esta información que la App Gindr pedía a a sus usuarios estos la suministraban bajo una política de privacidad. Sin embargo, con el pretexto de hacer que la APP funcione mejor lo que están haciendo es brindar información sin su permiso a otras empresas. Información de los usuarios a los que no piden permiso para hacerlo.

Es esto lo que ha causado tanto revuelo. De hecho, la App Gindr no ha negado tales revelaciones en ningún momento. Revelaciones que, por cierto, han sido hechas por parte de una ONG noruega dedicada a la protección de la comunidad LGTB. La verdad es que este caso es escalofriante. Nos vale para darnos cuenta (de nuevo) de lo vulnerables que somos en internet. Quien tiene una APP parece que está vendido. En general, quien visita internet. Tal y  como decía el eminente sociólogo Zigmunt Bauman, en las redes sociales y en este tipo de aplicaciones, donde no hay ningún producto en venta, su razón de ser es que el producto eres tú. Deja tus comentarios con tu opinión. Estaremos encantadas de leerte.