¿Existe realmente el porno lésbico? Son bastantes las mujeres, de cualquier orientación sexual, que consumen pornografía. Aunque son muy pocas quienes lo admiten. Esto se debe a la presión social que repercute sobre las mujeres que se muestran abiertamente activas y liberales respecto al sexo. Sí, aún hoy día ocurre. El respeto que merece una mujer parece ir ligado a la libertad de su entrepierna. En lo que al sexo se refiere, los valores morales que aplican a la mujer no son los mismos que para el hombre. Por otra parte el porno suele presentar a la mujer como un objeto de consumo y satisfacción para los hombres. Incluso el porno lésbico. Y claro, ¿quien va a desear verse representada así?

Porno lésbico para hombres

El sexo explícito recorre la red de redes, así que podremos encontrar infinidad de vídeos de porno lésbico. Solo hay que revisar unos pocos para darse cuenta de que incurren en patrones que parecen excitar a los hombres. Por que a nosotras, desde luego, no. Y es que la mayoría de las escenas que se representan, no se corresponden a actos sexuales realistas entre dos mujeres. Vamos, que es imposible para una lesbiana sentirse representada y excitarse. Por ejemplo, en buena parte del porno lésbico ha de aparecer un dildo. Cuando en realidad es un elemento más bien anecdótico en las relaciones sáficas. Así que, llegamos a la conclusión de que la figura del falo y la sempiterna penetración tienen lugar en los filmes para cubrir fantasías masculinas.

Y, por supuesto, no puede faltar el trío. Las bolleras que se enrollan y parecen estar gozando, pero no tanto. Hasta que llega un hombre y las lleva al séptimo cielo. Esta imagen recurrente del hombre teniendo sexo con los mujeres sigue haciendo mucho daño en la imagen social del mundo lésbico.

Alimenta el prejuicio de que el sexo no es real si no hay un pene implicado. O que una mujer es lesbiana porque simplemente no ha encontrado al hombre adecuado. Seguro que a muchas de vosotras, estando con vuestra chica o ligue, os ha entrado el macho de turno a haceros una propuesta de menage a trois.

¿Hay alternativas?

Lo cierto es que la industria de la pornografía está determinada por un patrón masculino y heterosexual. Se representa casi exclusivamente una idea anticuada de masculinidad falocéntrica. Aunque parece que poco a poco, mujeres tratan de abrirse camino en este mundo masculino. Ellas tratan de dar reflejo a otros modos de entender la sexualidad. El material audiovisual que no está dirigido a los hombres, suele dar más importancia a las caricias, masajes y besos. Las actrices o participantes no sobreactúan, gimiendo y gritando como locas. Y si utilizan dildos no los convierten en un sustituto de un coito heterosexual.

Amarna Miller, Jiz Lee, Sinn Sage o Nikki Hearts, son algunos nombres que reivindican una pornografía lejos del heterocentrismo masculino imperante. Esperamos que, con el tiempo, la sociedad vaya cambiando sus patrones con respecto a las distintas formas de entender el sexo.

Hay corrientes de pensamiento feminista enfrentados al respecto. Un sector sostiene que la pornografía es incompatible con el respeto por el cuerpo femenino. La contrapartida afirma que hay que defender, por encima de todo, la libertad de la mujer de vivir su sexualidad como desee. Pero ese es otro debate.