En el año 2010 se dictó condena en un caso de violencia de una mujer a otra mujer. La Audiencia de Cantabria estableció que el maltrato en una relación lésbica no se pueden calificar como violencia de género. Y es que el Código Penal solo considera este delito cuando cuando viene infligido por un hombre hacia una mujer. En estas situaciones, según los tribunales, se aplica el artículo 153.2, que hace referencia a la violencia doméstica.

Esto significa que el colectivo LGTB no cuenta con ningún tipo de política de apoyo a las víctimas de relaciones tóxicas donde exista un maltrato. De esta forma, además, se invisibiliza un problema que puede tener serias consecuencias.

El maltrato entre lesbianas también existe

Al calificar de violencia doméstica a una situación de agresión física o psicológica dentro de una relación, se priva a las mujeres lesbianas de la protección institucional de la que gozan el resto de la población femenina. A la vez, se minimiza el maltrato dentro del seno de la pareja cuando está protagonizado por dos mujeres. Y se da a entender a la sociedad, y al propio colectivo, que es un tema desagradable, aunque banal. Una riña entre mujeres sin mayores riesgos. La realidad es que el hecho de que no haya un desequilibrio físico tan importante como el existente entre hombres y mujeres, no significa nada. Hay que asumir que el control y la anulación no solamente se puede ejercer mediante la superioridad corporal.

Cómo reconocer el maltrato

El maltrato en la pareja va más allá de los actos de violencia física. Por eso, a veces, resulta tan difícil demostrarlo, cómo reconocerlo. Las personas que maltratan a sus cónyuges, sean hombres o mujeres, buscan conseguir control y poder sobre su pareja.  Puede ocurrir de forma más o menos sutil, depende de las estrategias que utilice el agresor para desmoralizar a su víctima. Estas son algunas pautas que suelen ser comunes:

  • Chantaje emocional
  • Radicalización, sarcasmo, burla y desprecio
  • Comunicación confusa, frases incompletas, incoherencia entre el lenguaje verbal y no verbal
  • Castigos con silencio
  • Aislamiento del entorno de amigos y familia
  • Abuso emocional a través de técnicas como el gaslighting, proyección, victimismo o intimidación encubierta

En cuanto a abuso físico, ni siquiera es necesario que existan lesiones para corroborar que existe. La invasión del espacio vital con el propósito de intimidar, empujones, toques insidiosos, etc. también es maltrato. La persona abusadora utiliza técnicas de abuso psicológico para mermar la autoestima de su pareja. Así, podrá convertirla en alguien dócil y dependiente que pueda satisfacer rápidamente todas sus necesidades.

Las víctimas de maltrato, por lo general, son personas inteligentes y fuertes. No son débiles pero tienen una gran capacidad de empatía que es utilizada en su contra. Las abusadoras y maltratadoras, por el contrario, son personas tremendamente inseguras. Constantemente tratan de compensar su deficiencia a través de sus parejas.

Es importante que las lesbianas tomemos conciencia de que este tipo de maltrato también se da en nuestro colectivo. Y no restarle importancia. Debemos ayudarnos unas a otras con sororidad para decir basta a cualquier relación que, en lugar de hacernos crecer, nos vaya destruyendo poco a poco.