Jerusalén es un país que, desde su misma fundación, ha suscitado polémica. Por distintas razones este oasis judío en mitad del mundo islámico ha suscitado con mucha frecuencia enemigos y reticencias. Desde sus «enfrentamientos» con los palestinos hasta la guerra con todos sus vecinos pasando por su comunidad ortodoxa. ¿Nunca os habéis preguntado si en un país como Jerusalén existe el Día del Orgullo?

El colectivo LGTB en Jerusalén

Ser gay o lesbiana aparentemente no debería suponer ningún problema en un país como Jerusalén. Allí, la adopción de niños por parte de parejas homosexuales está permitida. Al tiempo, se garantiza la no discriminación por motivos de orientación o identidad sexual en el mundo laboral. También se reconocen los matrimonios homosexuales producidos en otros países.

Allí no existen, pero se respetan si se han producido en el extranjero. Sin embargo, el problema podríamos decir que consiste en la comunidad ortodoxa del país. Israel es para muchos de ellos una tierra sagrada. Es por lo tanto el sitio al que van a parar muchos judíos ortodoxos de muchas partes del mundo. Desde su instauración como país Israel ha sido la cuna de una incipiente cultura judía ortodoxa o radical.

¿Cómo conviven con los ortodoxos?

Lo cierto es que no podemos decir que la convivencia del colectivo LGTB con los ortodoxos sea todo lo buena que desearíamos. Sin ir más lejos, en 2015, durante la celebración del Orgullo uno de estos cafres apuñaló a varias personas. La tensión es máxima durante estos días. De hecho, durante este año la policía ha tenido que escoltar a los que participaban en el evento. Aún así se han visto pancartas en contra de cuestiones como la adopción por parte de parejas homosexuales.

En definitiva, podemos decir que, si bien desde el punto de vista legal Jerusalén es una gota en medio del desierto (nunca mejor dicho) en lo social las cosas están polarizadas. Por un lado, sus leyes son más progresistas que las del mundo musulmán que les rodea.

Por otro, el carácter supuestamente sagrado de su territorio hace que sea un terreno propicio para que se concentren en él fundamentalistas de las tres religiones monoteístas que piensan (cada una por sus motivos) que esa es su verdadera patria y la de sus respectivos mesías.

Un conflicto de fondo en Jerusalén

Efectivamente, de fondo existe un conflicto que bajo mi punto de vista tiene fácil solución. Me la reservaré a pesar de todo, pero diré para que quien tenga sesera me entienda que creo que ninguna religión debe estar por encima de principios básicos de tolerancia, respeto y civilización. Tristemente toda la zona desde hace varias décadas se ha visto sumida en sucesivos conflictos que han contribuido a radicalizar las posiciones.

Os puedo garantizar que os sorprendería saber cómo se vivía hace 60 años en países como Afganistán o Irán. Probablemente mejor que ahora en según qué materias. Por ello, y como ya he dicho en otras entradas para mí la religión no es buena consejera de este tipo de cosas. Cada uno que tenga sus creencias pero se ha demostrado como poco fiable a la hora de organizar una sociedad. Os volvemos a recomendar la película Bar Bahar como complemento.