Tal y como describimos en un reciente artículo, la orientación sexual no implica la tolerancia en otras perspectivas de la realidad humana. En efecto, se puede ser lesbiana y vivir en la xenofobia. Es más, se puede ser lesbiana y bifóbica. Digamos que la tolerancia es en el fondo una cuestión de empatía. Eso tampoco quiere decir que estemos a favor de todos los puntos de vista.
Se puede ser tolerante sin ser relativista. Por ejemplo, estar en contra de cualquier precepto religioso que pretenda imponerse por la fe en lugar de la razón me parece de lo más sano. Eso incluye a la religión propia de el país de una misma y la de cualquier otro. Sin embargo, parece que en estos tiempos el relativismo cunde a sus anchas. Tanto es así que conocemos cada día sorprendentes casos.
¿Lesbiana y xenófoba?
Alice Weidel es la líder de un partido de extrema derecha alemán (Alternativa para Alemania). En muchos casos los partidos de extrema derecha suelen llevar entre sus nombres palabras como «amanecer», «alternativa» o frente. Quieren denotar con ello la necesidad de acción.
Este tipo de partidos comparten unas características concretas. Una de ellas es el euroescepticismo. Otra es reivindicar lo que consideran la «cultura» propia de Europa. Este punto se vuelve en muchos casos un pretexto para rechazar a otros colectivos. Fundamentalmente contra la inmigración y la llamada islamización de Europa.
Personalmente no me parece la mejor manera de combatir al Islam apostar por el Catolicismo. Europa (o eso quiero creer) superó el fundamentalismo religioso hace varias décadas. En este sentido tomar la religión propia como alternativa me parece un error. Todo lo que no sea avanzar hacia estados laicos me parece un retroceso. También la xenofobia.
Alice Weidel
Alice Weidel lidera un partido de extrema derecha. Es lesbiana, está unida con otra mujer y tiene dos hijos. Sin embargo, es portavoz de un partido abiertamente anti-LGTB. Va más allá y pretende abolir las uniones entre personas del mismo sexo. En el fondo esconde un discurso sobertanista. La crisis institucional que vive Europa pasa para ellos por recuperar la soberanía de los estados.
Sin embargo, los tiempos en los que vivimos son tan locos que una persona puede defender en lo político lo antagónico de su esfera personal. Tal es el caso de Alice Weidel. Sin embargo, parece que poco a poco va ganando adeptos. Hablamos de una lesbiana que se ha mostrado escéptica acerca de los crímenes del nazismo. También ha retomado los discursos antisemitas que parecían ocultos en Alemania. Lo cierto es que parece ser que en Europa se están abriendo viejas heridas. La xenofobia parece una de ellas. Se están retomando viejos conceptos que, en muchos casos son lo opuesto al progreso.
En cierto modo la cuestión de una crisis a varios niveles ha traído este tipo de «alternativas«. Europa se muestra como un territorio decadente y en muchos casos polarizado. En España no han calado este tipo de discursos. Sin embargo, creo que ha sido por razones que no aseguraría como positivas. En cierto modo en España ahora estamos con otros debates que, en países como Alemania se supone que ya estaban resueltos. Son tiempos difíciles. Sin embargo, este artículo pretende dar un poco de luz y recordaros que nadie está a salvo de tener planteamientos propios de la xenofobia. Ni siquiera el colectivo LGTB, ahora que está tan cerca el Día del Orgullo es bueno recordarlo. Autoras como Angela Davis nos lo recuerdan.
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