La cuestión de los derechos LGTB no está ni mucho menos conclusa. Canadá pasa por ser un país de los más civilizados del mundo. En dicha lista quizás solo podríamos incluir a los países nórdicos. Con iniciativas como las que hoy vamos a contar se gana sin duda un puesto en dicha categoría. Sin embargo, que tenga que pedir perdón ya indica algo acerca de su trayectoria. Como todas vosotras sabréis los países que hoy pasan por civilizados hasta hace no mucho cometían auténticas aberraciones contra algunos colectivos. Tal es el caso de Canadá.
Derechos LGTB: una exigencia que Canadá reconoce
El gobierno de Canadá ha anunciado que pedirá perdón a todo el colectivo LGTB. Dichas disculpas se deben a las campañas discriminatorias que durante 30 años ha ejercido dicho país contra los derechos LGTB. Tales medidas discriminatorias pasaban, por ejemplo, por vetar su entrada en el ejército. También se les negaba la participación en puestos de carácter público. Una vergonzosa práctica que ocurrió durante treinta años (hasta donde se sabe) y que parece ser que hoy en día ha acabado. Lo cual no quiere decir que quede mucho por hacer, claro.
Tras una demanda colectiva, ha llegado la hora de pedir perdón. Muchas de vosotras ya sabréis cómo funcionan las cosas en América del Norte en general. La cuestión de las demandas y en especial la de las demandas colectivas allí ha funcionado siempre. En este caso una que se hizo de manera colectiva contra el gobierno encabezada por antiguos trabajadores públicos que sufrieron discriminación y contemplaron cómo existía una campaña de purga y protección contra el ingreso del colectivo LGTB ha llegado a buen cauce. En concreto hablamos de hasta 600 millones de dólares de monto. El caso se extiende sobre todo a víctimas que perdieron su trabajo tras confesar su orientación sexual. Una clara violación de los derechos LGTB.
No es la primera vez
Una de las notas distintivas de los países civilizados es que piden perdón por cosas que hicieron en el pasado. En países como Noruega o Suecia se ha pedido disculpas por su colaboracionismo con el nazismo. También ha sucedido en la propia Alemania. Sin embargo, el caso de Canadá es algo especial. Hace algunos años que el gobierno canadiense tuvo que pedir disculpas a otro colectivo. Se trata de los indígenas. Pocas personas saben el trato que Canadá reservó a los nativos. Fundamentalmente consistió en un plan de exterminio o genocidio cultural.
La estrategia pasaba por encerrar a los más pequeños en escuelas de reeducación. Allí se les apartaba de sus familias y se les educaba a la manera occidental. El propósito en último término era desenraizarlos. Al separarlos de sus familias conseguían que no recibieran su propia cultura ni su lengua. Así pues, el caso de Canadá no es de hecho una buena noticia. Es, por así decirlo, lo menos que se puede pedir. Aunque un país civilizado reconoce sus errores no por ello hay que olvidar. Es más, debe servir como precedente, no como triunfo de los derechos LGTB. Por ello, aunque nos alegramos, seguiremos alerta.
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