Sí, lo sabemos. La orientación sexual de Frida Kahlo no fue lesbiana. De hecho, su pareja sentimental era el también pintor y también mexicano Diego Rivera. Sin embargo, Frida es de esos casos donde hay indicios más que de sobra para decir de ella que era bi. La vida de esta lesbiana fue muy intensa, en todos los sentidos. Nacida en Coyoacán, Frida Kahlo destacó, fundamentalmente, por la clase de pintura que realizaba. Si hay algo representativo de este emblema femenino del siglo XX que ella era son sus cejas. Muchas de sus pinturas son autorretratos inconfundibles, sin duda alguna.
De Frida Kahlo sabemos que su pareja sentimental fue Diego Rivera, tal y como hemos dicho. Ambos artistas convivían juntos y, sin embargo, no revueltos. Eso quiere decir que mantenían una relación muy abierta donde los distintos amantes de uno y otra circulaban sin ninguna clase de tapujos. De entre los amantes de Frida podemos destacar a Trotsky, huido de la Unión Soviética hacia México. De entre sus amantes femeninas, la lesbiana ilustre a la que ya le dedicamos su propia entrada, Chavela Vargas, también tuvo varios affaires con ella. Se dice que la canción «La llorona», una de las más famosas de la cantante mexicana, fue compuesta para Frida.
Por el diario íntimo de Frida Kahlo sabemos a ciencia cierta que tuvo numerosas experiencias lésbicas. Ella se reconoció como bisexual. Esto, tal y como sucedía con el caso mismo de Chavela, no era nada fácil en aquella época y en aquél país.
Su obra
Sobre su obra, debemos decir que el estilo de pintura de Frida Kahlo fue inspirado en gran parte por su enfermedad. En efecto, la pintora sufrió un accidente grave a la edad de 18 años. Eso hizo que tuviera que pasar mucho tiempo postrada en la cama. Fue así como empezó a pintar. Los motivos de sus pinturas siempre tienen de fondo una especie de dualidad entre la vida y la muerte. Frida Kahlo tiene muchas pinturas donde ella es la protagonista por duplicado, como si fuera dos seres. Su arte fue profundamente influenciado por el arte indígena de la época anterior a la llegada de los europeos.
Aunque Frida empezó con la pintura al más puro estilo de un aficionado, pronto empezó a ganar renombre. Gran parte de importancia la tuvo la originalidad de sus obras y lo cercano que le quedaba todo el mundo artístico. La casa de Diego Rivera y Frida Kahlo en México era un verdadero centro cultural. Recibían muchas visitas y daban todo el apoyo posible a quienes buscaban contacto e intercambio intelectual.
Sin embargo, Frida Kahlo siempre se mostró como más apegada al mundo real que sus homónimos artistas. Y es que en ella siempre existió vocación revolucionaria. Hasta tal punto era grande su desprecio por la intelectualidad que, después de pasar varios meses en París y conocer a lo más granado de la pintura surrealista, dijo de ellos «no puedes imaginarte lo joputas que son esta gente; me hacen vomitar. Son tan condenadamente intelectuales y degenerados, que ya no los aguanto más.»
Acá lo único que es verdad es que fue la esposa de Diego Rivera y nadita más, amigas.
A Frida han querido hacerla símbolo de sufrimiento y desorientación sexual, una mujer rocambolesca y díscola por el amor «ciego» que le tenía a Rivera. Todo es, en fin, una tristísima caricatura que muchas feministas, lesbianas y activistas han replicado no sé yo con qué fin.
¿Que Chavela amaba a Frida? Por supuesto que sí. Que se acostara con ella, ¡jamás osó decir tal cosa!
Poco antes de la muerte de doña Isabel Vargas apareció una carta supuestamente escrita por Kahlo, dirigida a Pellicer, en la que dice que conoció a Chavela Vargas, que se le «antoja» y que algo de «un acostón y ya». Frida era mucho mejor escritora que pintora, por lo que su estilo es, para quienes la hemos amado y estudiado con rigor, inconfundible. Tal mamarrachada no pudo haberla siquiera imaginado una mujer con tan excelsas cualidades narrativas; pero, en fin, que es más fácil apropiárnosla como nos la han impuesto Salma Hayek y otros carcamales solo por tenerla entre las ilustres, inventándole una intimidad casi pornográfica -que ni siquiera fluida o lésbica- sin ninguna documentación seria ni algo que lo avale.
Y así, queridas amigas, es como a Frida vuelve a violarla ese tranvía llamado deseo (el nuestro, por que sea de las nuestras) tal y como aquel otro lo hizo en el famoso accidente. Aquel la dejó muchas secuelas físicas, como la incapacidad de gestar hijos. Nosotras estamos esterilizando su vitalismo, su obra, su sensibilidad, su activismo político apasionado y su verdadero ser. Ahora solo falta que empiecen a depilarla de bigote y cejas para despojarla, así, de todo lo que realmente fue. Es lo único que falta.
Por cierto, la señora Isabel Vargas no era mexicana en un sentido estricto. Nació en San Joaquín de Flores, Costa Rica, aunque dijera que «los mexicanos nacemos donde se nos da la gana».
Y en cuanto a La Llorona, es una canción popular oaxaqueña que ha variado según sus muchísimos intérpretes. Chavela, por ejemplo, le iba cambiando cosas cada que la cantaba. El 15 de abril de 2012 (ella murió en agosto de ese año) fue así.
«Y así termina una historia que comenzó de la nada. Dame la mano, Llorona, que vengo muy lastimada. Señora, dame la mano, que vengo mucho muy cansada…»
Ah Ok