La homosexualidad ha sido perseguida por todos los regimenes dictatoriales. España, en este sentido no podía ser una excepción durante la época franquista. También al otro lado del Atlántico muchas mujeres lesbianas de América Latina sufrieron las consecuencias de la inexistencia de la libertad política y personal. Por tanto, todo lo que digamos para el caso de España es equiparable al caso de América Latina. Chile, Argentina, Guatemala… Muchos de esos países vivieron dictaduras terribles donde los homosexuales en general, y las lesbianas en particular, sufrieron represión.

Como muestra representativa, nos vale el caso del cantaor Miguel de Molina. Tras perder la Guerra Civil tuvo que exiliarse a Argentina. Allí, tras declararse abiertamente homosexual hubo de huir a México. Una lacra tras otra le iban persiguiendo. Por el camino, miedo, tortura y terror.

Malos tiempos para las mujeres en general

En una época donde se consideraba que la mujer debía estar en casa, conseguir un matrimonio (daba un poco igual si era bueno o no) y servir a su marido, la homosexualidad femenina ni se pasaba por la cabeza. Los casos que aparecían en muchos casos eran tratados como enfermedad mental. Con ello no es que se tratara de curarnos (que también), fundamentalmente se conseguía encerrarnos con algún pretexto en una institución psiquiátrica.

Tuvo que ser verdaderamente duro para muchas chicas encontrarse en un sitio así sólo por ser lesbianas. Tal y como sucede hoy en día, la homosexualidad era más una cuestión de los hombres que de las mujeres. Para aquella época, tal y como hemos dicho ni siquiera existía tal posibilidad. Como mucho, se consideraba a las mujeres lesbianas «que tenían comportamientos masculinos» como «marimachos».

Mujeres lesbianas a contracorriente

Una educación enfocada a hacer mujeres tal y como se quería que fueran para los hombres ponía la guinda. En el caso de España, Pilar Primo de Rivera abanderaba el movimiento de las juventudes femeninas que habían de representar lo que debía ser una mujer en condiciones. Por supuesto, cualquier clase de desviación estaba más que reprimida y perseguida. Pasado un tiempo, y teniendo en cuenta que muchas lesbianas habían huido de España la situación se complicó. Imaginad lo que tiene que ser vivir en un país en el que nadie habla de lo que vosotras mismas sentís. España, por aquella época vivía en un trance de silencio respecto a este tema. Una chica cualquiera que tuviera sentimientos y gusto por una chica no entendería qué le ocurría. No sabría si es algo natural o procede de una desviación suya. El contexto que le rodeaba le hacía creer esto de hecho. Tuvo que ser muy duro y muy desconcertante.

En señal de homenaje a aquellas lesbianas que tuvieron que soportar tantos años de represión dedicamos este post y de paso el blog entero. Aunque poco sepamos de ellas porque las invisibilizaron hasta destruirlas en vida en muchos casos, son auténticas heroínas para todas nosotras.

Afortunadamente, después vino la movida madrileña y todo lo que trajo para todo el país. No es de extrañar que la eclosión fuera tan radical y tan efusiva. Lo mejor, ya lo sabéis chicas: no reprimirse.