Hoy os presentamos una nueva entrega de eso que hemos llamados barrios para gays y lesbianas. Barrios tomados por el colectivo LGTB, en definitiva. El barrio del que vamos a hablaros hoy, el Barrio de Castro, es muy importante en la historia del colectivo. Fue, por así decirlo, pionero en muchas iniciativas, muchas luchas y muchas visiones sobre el mundo LGTB. Fue el primer barrio dedicado exclusivamente a la población LGTB y el primero en demostrar que la población homosexual, lejos de ser una lacra, es lo mejor que le puede pasar a una ciudad.

Para más inri, el nombre del barrio proviene de un líder de la resistencia mexicana en contra de la ocupación estadounidense del estado de California. A principios del siglo XX la mayoría de sus habitantes eran de origen sueco, noruego y finlandés. Posteriormente empezó a llenarse de irlandeses (pelirrojos en su mayoría).

Por lo visto, la historia de este barrio como enclave LGTB empezó cuando el gobierno envió a esta zona a todos los descartados del servicio militar por ser homosexuales. Lo que no se esperaban es que les crecieran los enanos… También, ¿¿¿a quién se le ocurre??? Parece que, en lugar de querer discriminarles, les pusieron fácil amarse y arrejuntarse unos con otros. El caso es que dicha medida convirtió al barrio en una colonia homosexual hasta el día de hoy. Y yo que me alegro.

Es en este punto donde aparece una figura crucial: Harvey Milk. Esta semana, ciertamente, estamos que lo petamos. Entre Angela Davis y Harvey Milk puede resumirse gran parte de la historia de los movimientos LGTB. Harvey Milk montó su tiendecita de fotografías en este barrio y, a partir de ella, generó una asociación LGTB. Dedicada a luchar por los derechos de los homosexuales, dicha asociación consiguió difundir una imagen positiva de gays y lesbianas. Hasta tal punto Harvey Milk poseía carisma que consiguió llevar una fructífera carrera política. Si queréis saber más acerca de él, dentro de poco publicaremos un post con algo más sobre su biografía y una sorpresita.

El Castro, por lo demás, es un estupendo destino para visitar. San Francisco en sí es una ciudad espectacular. Pero ya que estáis, y como less, es una cita que no os podéis perder. Tiene el encanto propio de las ciudades antiguas estadounidenses. Casitas bajas de madera que han inspirado gran parte de su pintura, literatura y cultura en general. San Francisco no es precisamente célebre por tener grandes rascacielos. En el barrio de Castro se encuentran algunas de las tiendas de temática LGTB en general, y lésbica en particular, más célebres del mundo. Por su antigüedad y su gran originalidad, podréis comprar todo tipo de curiosidades y souvenirs. Respecto a su vida nocturna, tal y como habréis adivinado, está repleto. Chicas lesbianas venidas de todos los rincones del mundo viven, aman y disfrutan en este barrio. Todo lo que podéis esperar es multiculturalidad y buenas sensaciones.

Una visitilla por este barrio para gays y lesbianas dedicado a las más pobres de nosotras: