Para salir del armario hay que decir que, para cada chica, el cuándo y el cómo varían. Cada una posee una experiencia distinta que le hizo decirse a sí misma: “a ti te gusta esa chica”. Primero suele ocurrir que nos damos cuenta de algún detalle que nos gusta de una chica y probablemente pensemos que la consideramos una amiga especial.
Sin embargo, con el paso del tiempo también nos fijamos en otras chicas nuevas que antes no habían llamado nuestra atención, es decir: empieza a ser lo habitual. Ciertamente es complejo descubrir que todo aquello que la sociedad prescribe acerca de la sexualidad está en contradicción con lo que nosotras mismas experimentamos y sentimos.
Según algunos estudios, el descubrimiento de la orientación sexual de las personas empieza alrededor de los diez años.
Algunas de nosotras podemos ser más precoces o ciertamente más “lentas” para descubrir esto. Sin embargo los diez años es, por así decirlo, la edad a la que empezamos a intuir que, efectivamente, nos gustan las chicas.
¿Hay diferencias entre gays y lesbianas para salir del armario?
Sí, hay diferencias entre gays y lesbianas, en la edad y los procesos que experimentan chicos y chicas a la hora de afrontar su sexualidad. Se cree que, en el caso de los chicos, la edad a la que se dan cuenta es anterior.
Aproximadamente a los diez ya tienen clara su orientación. Sin embargo, las chicas (que empezamos a intuirlo a esa edad) no damos el paso hasta los trece años.
¿Por qué sucede esto? Puede decirse que depende de la manera en que la sociedad nos educa para entender las relaciones interpersonales.
En el caso de las chicas es frecuente la cercanía o tipos de detalles que se consideran naturales entre el sexo femenino: ir de la mano, besarse o simplemente curiosear.
Eso hace que identifiquemos esos actos como normales y que, de hecho, no sea hasta más tarde (cuando descubrimos que lo que implican dichos comportamientos nos gusta) cuando nos demos cuenta de que somos lesbianas.
En los chicos este tipo de comportamientos no están vistos como normales por la sociedad, y eso hace que en cuanto se dan, se identifiquen con una orientación homosexual.
Digamos que, en el caso de los chicos, las señales son más llamativas.
Esto hace que para ellos alrededor de los quince años la opción esté clara y asumida, mientras que para nosotras no ocurre hasta los dieciocho años de edad.
También la edad a la que se comunica a familiares (o amigos) varía en función del sexo. En el caso de los chicos es de media los dieciocho años. En nuestro caso, entre los veintiuno y los veintitrés.
¿Y salir del armario con la familia?
El porcentaje de LGTB que no han comunicado nunca a nadie su orientación sexual es alarmante: hasta un 13%.
Ciertamente puede parecer un porcentaje bajo, pero no lo es. Depende del caso, pero casi podemos asegurar que, en la sociedad en la que vivimos, todas nosotras hemos pasado por experiencias más o menos duras. Ese 13% da que pensar en qué motivos siguen existiendo hoy para que un LGTB se niegue a sí mismo o sí misma.
Personalmente coincido más con los tiempos que se asocian a los chicos, ¿y vosotras?
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