Historias de 0 def

– Veo que has pedido un montadito. ¿No cenarás solo eso verdad?

– ¿Qué me recomiendas?

– Déjame a mí. ¿Tienes mucha hambre?

– Estoy hambrienta.

– Dame cinco minutos. Tengo una mesa que está apunto de marcharse. Van al teatro así es que no se entretendrán mucho.

Cuando la mesa queda libre Orellana le pide que la acompañe. Olga se sienta.

– Aquí estarás más cómoda. Come tranquila que yo ahora vengo y te acompaño.

– ¿Seguro? Tienes mucho trabajo.

– Los camareros ya se apañan solos. Oye, además es mi chiringuito. Si yo quiero cenar contigo, ceno contigo. ¿No te parece?

Orellana se pierde en la cocina y después sale portando diversos platillos que va depositando sobre la mesa de Olga.

– No acabaré nunca con todo ese despliegue de comida.

– ¿Tienes prisa? Por mí puedes quedarte hasta que cierre e incluso puedes venir a mi casa.

– Tengo que irme a trabajar.

– ¿Y eso? No me imagino qué puede hacer una directora financiera a media noche. ¿No irás a hacer algo con nocturnidad, premeditación y alevosía?

– Te mentí.

– ¿Ah sí?

– No soy directora financiera de ninguna empresa de fruta. Ni siquiera sé qué va en el debe y qué en el haber- responde Olga

Puede decirle que ya lo sabe, que alguien la reconoció en el Girls Gone Wild, pero prefiere dejarla hablar. Darle la oportunidad de sincerarse.

– ¿Y en qué trabajas?

– Soy periodista, presento un programa de radio que empieza dentro de dos horas. Igual lo has escuchado.

– No sé, ¿cómo se llama?

– Medianoche con Olga. Es un programa de llamadas, nada del otro mundo, pero me va bien, no me puedo quejar.

– Lo conozco. Lo he escuchado. Incluso he llamado.

– ¿Ah sí?

– Sí, estuve charlando contigo. Vaya, vaya, así que eres Olga Cifuentes.

– Sí.

– ¿Y quién es Laura?

– Laura es mi hija.

– ¿Tienes una hija?

– Sí.

– ¿Cuántos años tiene?

– 5

– ¿Tienes una foto?

– Sí.

Olga rebusca en su teléfono y cuando encuentra una foto de su hija se lo acerca.

– No se parece a ti.

– No, se parece más a su padre.

– ¿Vives con él?

– Sí

-¿Le quieres?

– Sí, pero no estoy enamorada de él. No le quiero como tú te imaginas. Miguel se ha convertido en un amigo más que en una pareja.

– Se me hace difícil ponerme en tu lugar. Yo sería incapaz de continuar mi vida de pareja con alguna mujer a la que considerara tan solo amiga.

– Sí, tal vez tienes razón.

– ¿Eres lesbiana o fue algo así como «voy a probar algo diferente»?

– Me gustan las mujeres, sí. Siempre ha sido así. Hace ya bastante que lo tengo claro.

– ¿Entonces qué haces con él?

– No lo sé. Supongo que no soporté la presión familiar. Supongo que yo también me lo negué. Entonces apareció Miguel. Nos hicimos amigos y de repente, éramos pareja…no sé-responde Olga.

– ¿Quieres hablar de ello?

– No. Ahora no.

– Oye, de todo lo que me dijiste aquella noche, ¿hubo algo en lo que no me mentiste?- pregunta Orellana.

– Es verdad que me gustas, es verdad que nunca me lo había pasado tan bien con alguien.

– Antes me has dicho que me habías echado de menos, que tenías ganas de verme.

– Y es verdad.

– ¿No me mientes?-pregunta Orellana.

– No.

– ¿Qué haces esta noche?

– Presentar un programa de radio ¿Y tú?-dice Olga

– Escuchar un programa de radio mientras cierro el chiringuito y después irme a casa.

– ¿Puedo venir?

(continuará)
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