Historias de 0 def

El sábado 23 de diciembre la Osteria Toscana está llena hasta la bandera. En la barra se agolpan clientes y todo es un ir y venir de manos que cogen platos, que buscan servilletas, palillos, que cogen vasos de cerveza, copas de vino…en la zona del comedor, se han unido las cuatro únicas mesas del local para crear una sola en la que se asienta un grupo de unas quince personas que celebran animadamente su cena de Navidad. La Osteria Toscana es un hervidero de risas, de bocas insaciables, de conversaciones a pie de barra que conforme avanza la noche, aumentan de volumen. En ese ambiente, cuesta creer que alguien pueda escuchar algo más que gritos y el tintineo de vasos, pero Orellana está tan acostumbrada, que es capaz de oír su teléfono que suena en una de las estanterías de la cocina.

-¿Te apetece una copa?

– Cuando termine esta noche de locos me va a apetecer beberme hasta el agua de los floreros- contesta Orellana.

– Vale, yo aún tengo para un ratito pero creo que a la 1 estaré más o menos lista. Te llamo cuando acabe en el hospital a ver qué tal lo llevas y nos vamos por ahí ¿vale?

– Vale. Ciao. Te dejo que tengo el garito a tope.

Por fin los clientes se marchan y después de limpiar el local y de despedir a sus empleados, Orellana duda, está cansada pero le hará bien una copa así que llama a Vicky.

– Finito y ¿tú?

– Finito también.

– Bien, ¿dónde podemos ir a emborracharnos un poco? Estoy hecha polvo pero una copita me iría bien.

– Había pensado en el Girls Gone wild.

-Joder tía, ¡tú lo que quieres es ligar!

-Pues mira, ahora que lo dices, no me iría nada mal – responde Vicky.

– Pues yo aunque se me apareciera Kylie Minogue en persona, creo que le diría “ciao bambina”. Estoy muerta Vicky. Yo me había hecho a la idea de una copita sentaditas, no sé algo más light.

– Venga tía, acompáñame, por favor.

– Bueno, vale, venga….pero me debes una, guapa. Nos vemos allí a la 1 y media ¿vale? Necesito pasar por casa y darme una ducha.

– ¿Te paso a buscar por casa? -Le dice Vicky.

-No, no hace falta, si está a dos pasos de mi piso. Nos vemos directamente allí, ¿vale?

– Vale.

Hacia las 2 Vicky y Orellana aparecen en el Girls Gone Wild. Conocen a una de las camareras así es que se instalan en la zona de la barra en la que ella sirve copas.

– ¿Qué os pongo chicas? ¿Lo de siempre?

– Sí por favor, pero el mío cortito de vodka – dice Orellana.

– Pues el mío como siempre.

La camarera le sirve las copas.

– ¿Has visto a Cris y Catia?- pregunta Vicky.

– Las tienes en el lavabo- responde la camarera.

– ¡Cómo no! Luego me paso y me meto una. Tú Ore ¿te apuntas?

– Haz lo que quieras Vicky. Si están Cris y Catia, ya tienes compañía así es que me tomo una copa y me piro.

-Joder Orellana estás un poco muermo últimamente.

– Vicky estoy cansada y ya está.

– Pues por eso, una rayita te iría bien. Y por cierto, ¿cuánto hace que no echas un polvo?

-¡Oye guapa!

– Ni oye ni “oya”. Tienes que empezar a olvidarte de Lucía- Le dice Vicky.

– Oye, paso de este tema. ¿Vale? Además, ya me he olvidado de Lucía. Lo que pasa es que está el patio poco interesante.

-A ver, echemos un vistacito.

Vicky y Orellana lanzan su mirada sobre la pista donde cientos de mujeres se agitan.

– Paso de liarme con una niñata de esas que te gustan a ti- dice Orellana.

– Pues a mí no me importa nada la carne fresca. Aunque sabes que te digo, que ya he encontrado tu media naranja. A tu izquierda.

Las dos giran su mirada hacia el otro extremo de la barra. Y entonces la ven. Una mujer sola, vestida con ropa de Custo, pelo bien cortado, uñas impolutas y maquillaje suave. Permanece erguida frente a la pista observando esa marea humana que parece que vaya a engullirla en cualquier momento, a devorarla sin remedio, pero inesperadamente se gira y las mira desafiante para luego volver de nuevo a contemplar aquel espectáculo de carne femenina.

– ¡Uy que nos ha visto! Oye pues es una monada y todo. Parece interesante. Y no es una niñata. ¿Treinta y cinco?

– Por ahí. Oye de veras Vicky, me acabo la copa y me largo.

– Pero vamos a ver. ¿Qué hace esta tía aquí? Buscar a alguien que le coma el tigre Ore. That’s your opportunity.

– ¡Que no y punto!

– Vale, como quieras, pero mañana no me preguntes qué tal, porque acabarás odiándome porque ya te digo que ésta cae y tiene pinta de ser buena en la cama.

– Venga que me voy. Llámame y me cuentas.

Orellana se despide de Vicky y de la camarera. Deja su vaso de tubo vacío encima de la barra y se marcha en dirección a la salida. A medio camino se encuentra a una clienta y se detiene a charlar un rato.

(Continuará)

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