Lesbianarium 76: "Cochinas"

—Aláncame la lopa, Losa!
A Rosa le cuesta lo suyo, pero al cabo de unos segundos, cuando su cerebro consigue procesar la información recibida, por fin comprende lo que Xiaomei intenta decirle entre suspiros y se pone manos a la obra, o quizá debería decir “manos a la china”. Es la primera vez que Rosa se relaciona íntimamente con una mujer oriental; no le resulta nada fácil, pero lo encuentra tan excitante que cualquier barrera idiomática o cultural le parece anecdótica, un pequeño peaje que debe pagar para conseguir el premio: sentir entre sus brazos el calor que emana el cuerpecito de Xiaomei, que no es poco. Algunas amigas le habían hablado de la fogosidad de las mujeres chinas, y ahora Rosa está a punto de comprobarla por sí misma. Se siente tan ansiosa y excitada que no atina con los botones de la blusa de Xiaomei, así que decide arrancársela de cuajo en un ataque de lujuria, y parece que a Xiaomei le va el rollo arrebato, porque pide más.
—Oh, sí… ¿Vas a lompelme las blagas también? —susurra Xiaomei al oído de Rosa.
—Claro que sí, chinita loca —contesta Rosa con voz entrecortada por la excitación. A Rosa le faltan manos para cumplir los deseos de Xiaomei, que no se corta a la hora de expresar sus fantasías y sus preferencias. Le gusta Xiaomei, jamás habría imaginado que tras ese rostro angelical de mirada rasgada se escondía una fiera indomable y exigente que no para de dar órdenes. “Arráncame esto”, “rómpeme aquello”… Y Rosa obedece sin rechistar hasta quedar ambas desnudas sobre la cama. Rosa está encima, y Xiaomei se retuerce como una anguila entre sus brazos mientras sigue ordenando.
—Acalíciame el potolo, caliño…
—¿El potolo? ¿Qué coño es eso? —se pregunta Rosa con un pezón de Xiaomei en la boca. Pero enseguida cae y desliza la mano hacia el terciopelo, buscando el clítoris erguido de la china. La manita de Xiaomei entre sus piernas enloquece a Rosa.
—¿Te gusta que te penetle así?
—Me encanta, Xiaomei —responde Rosa entre gemidos—. Y a ti, ¿te gusta esto?
—Me vuelves loca, Losa. Eles una guala…
Rosa y Xiaomei se dejan llevar por el delicioso vaivén de sus cuerpos, acompañado por una sinfonía perfecta de gritos, suspiros y gemidos que desemboca en un festival pirotécnico sin precedentes.
—¡Que me colo! ¡Que me colo! —grita Xiaomei justo antes del clímax. Rosa, más comedida en sus expresiones de placer, se corre casi en silencio y se deja caer sobre la cama, al lado de su amante. La escena de las dos chicas tumbadas boca arriba dura poco, porque Xiaomei se incorpora al cabo de pocos segundos y empieza a vestirse.
—¿Adónde vas? —pregunta Rosa.
—Tengo mucho culo —responde Xiaomei.
—Qué va, tienes un culito respingón y perfecto que me pone muy cachonda. Pero, ¿adónde vas?
—Tengo culo, mucho tlabajo en el lestaulante, ¿complendes?
Xiaomei, ya vestida de pies a cabeza, junta las manos para hacer una reverencia y se va. Y Rosa, desconcertada y excitada todavía, se desploma de nuevo sobre la cama, pensando en la mejor manera de contar a sus amigas su primera experiencia oriental.

Relato dedicado al gobierno chino, que prohíbe los relatos eróticos lésbicoshttp://noticias.universogay.com/prohibidos-los-relatos-eroticos-lesbicos__21032011.html

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