Lesbianarium 71: «Estrella de Mar (punto final)»

Querida Mar:

Hasta ayer los días pasaban muy lentos, como arrastrándose, me parecía que se arrastraban conmigo porque no estaba contigo. Cuando te fuiste por última vez, el llanto ígneo de San Lorenzo se desató en mi cielo; con mis lágrimas quería apagar, ingenua de mí, el acuoso infierno que me hiciste vivir. Pensaba que más allá de ti no había nada, solo vacío, abismo y desolación. Y me culpaba. Porque te quería.
Hoy, por fin, he visto claro que tu corazón no merece el mío. No volveré a posar mi mirada en la tuya. Ni un guiño más a tu cruel oleaje de amor y desamor. Merezco más, mucho más. He comprendido que mi vida es aire y la tuya, agua; que en nuestra paralela existencia aspiras tan solo a acercarte a mí en el punto más lejano del horizonte, siempre inalcanzable; que no luchas por permanecer junto a mí. Que no me quieres.
Dijiste “lo nuestro no puede ser”, pero yo nunca lo creí. Podría haber sido, de haber querido tú. Y ahora soy yo quien no quiere. No volverás a encontrarme cuando suban tus mareas, para abandonarme después una y otra vez en cobardes retiradas. Un corazón intermitente es un corazón enfermo.
Sé que te irá fenomenal y que no dejarás de debatirte entre tus idas y venidas, ajena a los destrozos que provocan tus vaivenes. Yo estaré bien, mucho mejor, sin ti. Seguiré brillando solitaria en mi cuadrante hasta encontrar a mi luz gemela, que sabrá avivar mi fuego con alegrías en lugar de apagarlo con penas. Casi lo logras, casi me ahogas, pero no.
Más allá de tu negro infierno hay un mundo de mil colores que me invita a vivir, a soñar. Hoy me traslado, estoy de mudanza, y mañana, cuando despierte, seré otra, más serena, más feliz, más yo. Tú, en cambio, seguirás siendo la misma.

Siempre tuya, pero libre,

Estrella

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