Lesbianarium 41: «Contactos con tacto»

Sra. Mar Icona de Caboarrabo
Departamento de Atención al Cliente
ENCUENTRAPAREJA.COM

Barcelona, 26 de julio de 2010

Apreciada Señora:

Mediante la presente notificación les comunico formalmente mi voluntad de darme de baja como usuaria del buscador www.encuentrapareja.com. Hace una semana conocí a la mujer de mi vida y, por lo tanto, su Servicio de Concertación de Citas con Fines Románticos ya no me es preciso. Agradezco encarecidamente las gestiones realizadas por su empresa, más aún teniendo en cuenta que los datos de mi test de afinidad no se ajustaban del todo “al decoro y a la moral católica que rigen la filosofía de nuestra corporación”, según sus propias palabras. Por eso les agradezco doblemente el esfuerzo realizado, a pesar de no haber dado los frutos esperados. Aunque ninguno de los tres candidatos que ustedes seleccionaron para mí resultó ser de mi agrado, más que nada porque, tal como indiqué muy claramente en su día, buscaba una mujer, no puedo pasar por alto el interés que su empresa ha mostrado en todo momento por proponerme parejas acordes con mi perfil, dejando aparte la insignificante salvedad del sexo.
“Una mujer culta y sofisticada, preferiblemente una profesional liberal”. Ése era el requisito al que, debo suponer, respondía el señor Manolo Pérez, con quien tuve el placer de compartir un apetitoso bocadillo de chorizo mientras me contaba sus años de experiencia sobre el andamio. Tengo que reconocer que, cuando se rascó la entrepierna antes de darme la mano para despedirnos, me llegó al corazón.
“Sensible, tierna y con mucho sentido del humor”. Ahí estuvieron ustedes muy acertados al enviarme a Germán, si se me permite tutearle. Bastaron un par de copas en un bar de ambiente para darnos cuenta de que, verdaderamente, teníamos muchísimas cosas en común. Pasamos una velada inolvidable, aunque corta. Fue una auténtica lástima que un oso amoroso vestido de cuero lo arrancara de mi lado antes del tercer gin-tonic. A pesar de todo, seguimos siendo amigos y nos llamamos al menos una vez a la semana para contarnos cómo nos va.
“Transgresora, apasionada, con un punto salvaje”. Debo confesar que, al principio, me pareció que el padre Simón no terminaba de encajar en tal epígrafe, pero cuando se arrancó el alzacuello con una sola mano para poder respirar mejor, su ferocidad animal me sedujo por completo. Caí rendida a sus pies y a punto estuve de cometer una locura allí mismo, aprovechando la penumbra del confesionario. Doy gracias a Dios por no haberme abandonado en tan difícil trance, y supongo que el padre Simón me dará algún día las gracias a mí por haberle facilitado el teléfono de Germán. Hasta donde yo sé, llevan ya seis meses juntos y les va muy bien.
Sin más, pues, quiero reiterarles mi solicitud de baja y mi agradecimiento por los servicios prestados. Pueden estar seguros de que recomendaré su empresa a todos mis allegados. No les quepa la menor duda.
Atentamente,

Agustina Meheque Dado

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