Krista y Heather se amaron con pasión hasta ayer. Compartieron sus vidas durante ocho años, tres meses y veinte días. Se conocieron en su primer día de universidad, y en el tercero Heather se mudó al piso de Krista, que era más espacioso. Lo que estuvieron haciendo durante las veinticuatro horas del segundo día, es fácil de imaginar. Su vida en común fue de todo menos monótona. Fue intensa, porque su relación no resultó siempre fácil. Fue sincera, porque jamás se traicionaron la una a la otra. Y, sobre todo, fue divertida, porque utilizaron la fortaleza de su amor para reírse de todo y de todos. Hasta ayer.
Hoy, Heather no sabe qué hacer con las cosas de Krista. Está de pie en el vestidor, mirando sus camisas, sus trajes, sus zapatos, toda su ropa, y no tiene ni idea de qué hacer con todo aquello. Sólo sabe que le duele mucho la cabeza porque no ha podido pegar ojo, y además, el cansancio, la tristeza y la tensión acumulados durante los últimos meses le están pasando factura. Piensa que lo peor de perder a la persona amada no es quedarse sin ella sino tener que presenciar su muerte después de una atroz enfermedad que, en el caso de Krista, la consumió en tan sólo tres meses, durante los cuales la vio adelgazar, palidecer, languidecer sin remedio día tras día. Y Krista, que conocía el final de todo aquello y era consciente de que su vida ya no daba más de sí, nunca perdió la sonrisa, ni siquiera en los momentos de mayor dolor psíquico, como cuando le dijeron que la quimioterapia no había dado resultado, y físico, como cuando suplicó que le administraran morfina. “Métame un buen chute y acabemos con esto”, —le dijo al doctor. Y mientras la droga empezaba a invadir su organismo y a aletargar sus sentidos, hizo todavía un último esfuerzo para hablar con Heather. Le dijo que no estuviera triste, que morirse no era tan malo, que ya podía ver la luz blanca y que no le daba ningún miedo sino todo lo contrario, que se sentía más tranquila y feliz que nunca. También le dijo que hiciera el favor de rehacer su vida pero que, sobre todo, no se obsesionara con encontrar a otra como ella, porque, como ella la amaba… Y aquí terminó el discurso de Krista, en el preciso instante en que su voz se apagó con su último suspiro.
A partir de ese momento, todo fue muy rápido, Heather no tuvo que ocuparse de nada. Krista había donado su cuerpo a la ciencia años atrás, así que el hospital donde pasó sus últimos días se hizo cargo de todo. Heather se despidió de ella en la misma habitación, la 033, antes de que se la llevaran. Después, el vacío lo llenó todo.
Mañana, Heather se despertará pronto, a pesar de que será domingo. Como cada día, y ya será el tercero sin Krista, pondrá la radio mientras prepara el desayuno y volverá a equivocarse al colocar dos servilletas en la mesa, una a cada lado. No podrá evitar llorar al darse cuenta de su error y recordar con impotencia la frase inacabada con la que Krista se despidió de ella. En un intento desesperado por apagar su propio llanto, subirá el volumen de la radio en el preciso instante en que la locutora leerá la dedicatoria de la próxima canción: “’para Heather, de Krista, deseándole que rehaga su vida muy pronto’. Bueno, Heather, si nos estás oyendo, te dejamos con la canción que Krista nos ha pedido para ti, esperando que te guste. Feliz Domingo de Resurección a todos y a todas, estáis escuchando Radio Copla 33”.
Heather dejará su desayuno a medio preparar, tomará la pequeña y vieja radio en sus brazos y se dejará caer de rodillas en medio de la cocina. Al oír los primeros compases de la canción, interpretada por La Más Grande, sentirá a Krista más cerca que nunca. Cerrará los ojos y, frase a frase, podrá escuchar por fin el mensaje completo: “Como yo te amo, como yo te amo, convéncete, convéncete, nadie te amará. Como yo te amo, como yo te amo, olvídate, olvídate, nadie te amará, nadie te amará, nadie, porque yo te amo con la fuerza de los mares, yo te amo con el ímpetu del viento, yo te amo en la distancia y en el tiempo, yo te amo con mi alma y con mi carne, yo te amo como el niño a su mañana, yo te amo como el hombre a su recuerdo, yo te amo a puro grito y en silencio, yo te amo de una forma sobrehumana…”.
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Ains, no me puedes hacer esto, con los días tontos que llevo y pones esta historia que es super triste, q practicamente la he vivido en mis carnes. la unica diferencia es q no era mi pareja y y… bufff 🙁
Un abrazo.
Hola,
Siento mucho tu pérdida. Un familiar mío muy cercano también acaba de vivir un caso muy similar, y quizá por eso esta semana la historia me ha salido triste. Aunque mi intención era escribir otro relato alegre, no pude. Lo siento. A ver si continuamos riéndonos la próxima semana. Gracias por leer, aunque a veces duela…
Saludos.
Carme
Que le vamos hacer, habrá que seguir y para la semana que viene espero unas buenas risas 🙂
Hola chicas!
Si, una historia muy triste (de hecho me la lloré completa) que me toca de cerca al igual que a ustedes.
La vida con frecuencia nos pone en perspectiva el correr del tiempo. Es su invitación a valorar y disfrutar cada momento que pasamos con las personas que queremos… aunque vivir el día sea una de las cosas más difíciles de lograr.
Gracias Carme por esta historia tan humana.
Saludos.
Gracias a ti, Amelie, y a tod@s, por vuestras lecturas y por vuestros comentarios.
Un abrazo.
Carme
ay joder hiciste que me dieran ganas de llorar, no lo hice porque estoy haciendo cosas y lo lei en partes que si no, no se si estoy loca y solo yo siento que es asi (porque si no es asi corrijanme ok), pero siento que la magnitud tan grande del amor que puedes sentir por una mujer siendo tu mujer es impresionante de lo grande que es y no se si una mujer pueda sentirlo (porque lo dudo)por un hombre o un hombre por una mujer porque son maneras de amar que no entiendo, solo conozco esta
Hola, Kar:
Ya ves,la vida es así, unas veces reímos y otras lloramos. En mi opinión, el amor, como todos los sentimientos, es algo tan subjetivo y personal que tod@s lo vivimos de una manera diferente y única.
Saludos.
Carme
Hola soy Claudia he leido varias historias entre ayer y hoy y me parecen geniales he reido y me he entretenido tanto!!!!! pero esta definitivamente me toco los sentimientos!!! tengo apenas un mes en el ambiente y tengo una pareja que amo con todas mis fuerzas y con la que quiero ser feliz el resto de mi vida pero tengo muy poca experiencia de verdad y no la quiero perder ella hizo q me diera cuenta q estaba perdiendo el tiempo y mi esfuerzo con los hombres, me gustaria que te inspiraras en mi historia y escribieras una y le dieras un final feliz, a pesar de todas mis dudas y toda esta vida nueva, se q va ser dificil xq aun siento q me corre sangre heterosexual en mi cuerpo pero tambien se que lo voy a superar y podre llevar mi vida con tranquilidad… felicidades por este espacio eres una mujer con la sensibilidad y la gracia a flor de piel… me encantas un beso desde Caracas -Venezuela
Hola, Claudia,
Muchas gracias por tus palabras. Me alegro mucho de que te gusten las historias de «Lesbianarium», aunque ésta quizá es un poco triste, pero la mayoría son divertidas.
No sé si sabré hacer lo que me pides, a ver si me inspiro un día de estos…
¡Saludos!
Carme