-¿Qué haces?
Miranda acababa de entrar en la habitación sigilosamente y le susurró la pregunta al oído mientras abrazaba desde atrás a Candela, que estaba sentada frente al ordenador, completamente absorta y ajena a lo que se le venía encima. Al oír la voz de Miranda, Candela expulsó el corazón por la boca, y la onda expansiva a punto estuvo de hacer añicos los cristales del ventanal.
-¡Qué susto me has dado, zorra!
-Eso era justamente lo que quería. –Miranda hizo girar la silla de escritorio con un movimiento brusco, se agachó a la altura de Candela y le plantó un beso húmedo entre mejilla y mejilla. Candela seguía tratando de reponerse.
-¿De dónde sales? ¿No habías ido a comprar?
-Sí, pero ya he vuelto. Traigo de todo, y ahora que ya he comprobado que no aprovechas mis ausencias para montártelo con la amante de turno voy a la cocina a preparar la cena. Me voy tranquila, pero que sepas que no bajaré la guardia. Si alguna vez me engañas te arrancaré el clítoris con mis propios dientes y lo echaré a los gatos del callejón.
-Te creo. Eres muy capaz. Por eso, si alguna vez decido revolcarme con otra, una de dos, o lo haré a miles de kilómetros de aquí, o aguantaré mi castigo con valentía y resignación. Si millones de mujeres en el mundo pierden su clítoris sin haber hecho nada, ¿cómo voy a quejarme yo en el caso de hallarme culpable de un crimen tan abominable como repartir mi amor entre dos mujeres?
-Eres honesta, por eso me enamoré de ti. Por cierto, ¿qué haces? ¿Quién es esa vieja que tienes en pantalla?
-Esa “vieja” es la nueva primera ministra de Islandia, se llama Johanna Sigurdardottir y pasará tristemente a la historia como la primera gobernante de un país abiertamente lesbiana. Mira cómo han titulado la noticia: “Islandia tendrá el primer Gobierno dirigido por una persona homosexual”.
-¡No! ¡Me niego! Ese honor tenía que haber correspondido algún día a nuestro país. ¿Qué será de nuestra querida vice ahora? Esa mujer parece condenada a ser la eterna segundona.
-He dicho “abiertamente lesbiana”.
-Es verdad… Centrémonos en Islandia. Había oído hablar de Sigurdardottir, pero todavía no le había puesto cara. ¿Tú crees que durará, con la crisis que tienen ahora mismo ahí arriba?
-No lo sé, pero me temo que cada paso que dé será examinado con lupa por el resto del mundo. Más de uno y de una estarán deseando pillar en falta a la lesbiana para mandarla a casa.
-Oye, tan mal no lo hará, tengo entendido que ya ha ocupado cargos políticos de peso en su país. Además, es imposible que pueda hacerlo peor que su antecesor, de quien, por cierto, nada sabemos acerca de su vida de alcoba, ¿verdad?
-La presunción de heterosexualidad, según la cual todo el mundo es heterosexual hasta que se demuestra lo contrario, se aplica sin excepción.
-Muy cierto. ¿Hay comentarios en la Red sobre la Sigurdardottir?
-Por supuesto, querida. Pero, ¿tú no te ibas a la cocina?
-Sí, pero eso era antes. Ahora quiero que me leas qué opina la gente sobre nuestra Johanna.
-Hay de todo un poco. Afortunadamente, ganan en número los que apoyan el nombramiento o los que no se preocupan en absoluto por la orientación sexual de la mandataria, al menos en esta web. Pero, si te parece, empezaremos por los fundamentalistas, que también los hay. Por ejemplo, el amigo Alberto dice: “Qué asco… Sodoma y Gomorra en el gobierno. Los pueblos están retrocediendo 5.000 anos antes de avanzar.”.
-¿”Anos”? Vaya, sí que se ha puesto en situación…
-Ya ves, si se habla de homosexuales hay que hacerlo con propiedad. El tal Alberto sigue: “La perversión humana en su más alta expresión. El planeta Tierra administrado por el hombre fracasó en todas las áreas, ni siquiera pudo mantener el clima en un nivel mínimo para la supervivencia humana. Todo hombre que no tiene a Dios es un excremento. Poner a esta lesbiana en el gobierno es signo inequívoco de que estamos en el último tiempo. Dios tenga misericordia.”.
-¡Uf! ¿Hay muchos así?
-Pocos, pero contundentes. Mira lo que dice Laura, una especie de monja esperando turno a las puertas del Cielo: “No es ya raro en estos tiempos, pues todo lo que está escrito en la Biblia se está cumpliendo. No tengo nada en contra de los homosexuales, pero tampoco los apoyo, pues sus prácticas son abominación a los ojos de Jehová. Sólo puedo decir que Cristo los ama, y si se arrepienten también de ellos puede tener misericordia, como la tuvo un día de mí. Dios los bendiga.”.
-(…) “como la tuvo un día de mí.” (…). A mí me da que ésta era de las nuestras y se ha estado flagelando hasta que ha conseguido meterse en la cama con un hombre sin vomitar, ¿no te parece? ¿Qué más tenemos?
-Una tal Británica, un poco más moderada en lo religioso pero igual de hostil: “Pues yo creo que el ser homosexual o no sí que importa. (…) A mí me gustaría tener un presidente de gobierno (hombre o mujer) inteligente y capaz, pero no me hace ninguna ilusión el que sea homosexual. No creo que un 5% de la población deba de ostentar la representación de todos los demás. Por cierto, en el Reino Unido, de donde proviene la palabra GAY, también existe la palabra “straight” (que significa derecho o recto). En este país, tan moderno, aún no la he oído.”.
-Amiga Británica, sólo dos cosas te diré. Primera, los homosexuales también podemos ser inteligentes. Y segunda, somos muchos más del 5% de la población. Yo de ti no dormiría tranquila, porque cada día que pasa llegan reclutas a nuestra legión y nuestro credo celebra nuevos ritos. Así que, ya sabes, cierra bien las ventanas de tu cuarto. “Uno, dos, Safo viene a por ti…”.
-Estás completamente loca, pero tienes razón.
-Anda, léeme algo diferente, si es que lo hay.
-¡Marchando una tanda de rumores y leyendas urbanas!
“Por favor, tengan cuidado al titular las noticias. Realmente no es la “primera” jefe de estado homosexual, pues Chávez en Venezuela, el Príncipe Alberto de Mónaco y, hace unos años, César Gaviria en Colombia han representado brillantemente a la comunidad gay.”. Yositoko.
-Si alguna vez Chávez lee esto, estalla la Tercera Guerra Mundial.
-Espera, que hay más, y mejor.
“Tengo entendido que si ganara el PP también tendríamos un presidente homosexual…”. Mario.
“¿Será una premonición de que el PP va a ganar las próximas elecciones?”. Juan.
“Mariano, ya ves, sal del armario y gana las presidenciales.”. Javier.
-¡Qué caña! No queda títere con cabeza.
-Ni que lo digas. Mira éste, de un tal Francisco: “Pues no entiendo la noticia. Ya Franco era homosexual, también.”.
-Estamos alcanzando las cotas más altas. A ver el siguiente.
“Aquí tenemos a uno de presidente de la Conferencia Episcopal y no por ello presumimos.”. Alcarreño.
-Genial. Creo que me quedo con éste. Me encanta la rumorología, porque muchas veces es la ciencia más exacta.
-Uno más, mi preferido. Es de un tal José, que vive en Islandia: “Aunque El País ha titulado el cambio de primer ministro de esta manera, aquí ni se ha comentado el hecho de que sea homosexual. Simplemente están contentos de cambiar, pues el anterior gobierno no lo ha hecho bien. El cambio ha sido posible porque el pueblo lo ha pedido, y eso pasa en muy pocos lugares del mundo. Saludos desde Islandia.”.
Miranda continuaba de pie detrás de Candela. El comentario de José la había dejado sin palabras.
-Una vez más, los nórdicos nos han dado una lección. Me quito el sombrero, me arrodillo y me arrastro a sus pies. Reconozco que estamos a años luz y que nunca les daremos alcance. En mi próxima vida quiero ser sueca, cantar canciones de Abba y trabajar en Ikea.
-De acuerdo, pero, mientras tanto, ¿qué hay de esa cena?
-En veinte minutos te llamo a la mesa, cariño.
-¿Y qué comemos?
-Bacalao fresco, recién comprado. De Islandia, por supuesto.
FUENTE: EL País.
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