Seguramente ya habéis visto el otro vídeo que grabamos de Yure en DBoy a través de Youtube pero, por si las moscas, aquí os lo dejamos junto con alguna foto más. No sé si se aprecia en las fotos o el vídeo, pero Yure se plantó en el escenario con una camiseta de Michael Jackson a quien rindió homenaje con alguno de sus pasos. También hay que decir que en su primera aparición se hartó de estrechar manos con las asistentes nada más subir a la tarima y cuando por fin se puso de pie, y ante el griterio de la peña, se puso reír y se tapó los oídos haciendo coña.
Eso sí, en cuanto vio que iba a sonar la música, Yure cambió el chip, fijó la mirada al infinito y nos dejó alucinadas con la coreo, no sólo por la marcha y el estilo que desprendía sino porque, nos enseñó muchas de las cosas que había aprendido en la Academia. Ya que estuvimos siguiendo «Fama ¡a bailar!» de principio a fin y vimos su evolución, eso también hay que decirlo.
Lo de abandonar el escenario, ya fue harina de otro costal para Yure, porque la peña estaba loca. Si cuando lanzó sus guantes al público a las de las primeras filas casi nos arrollan, imaginaos cómo fue su salida del escenario atravesando la pista. Imposible, tanto que al final las seguratas optaron por hacerla desaparecer por las cabinas de las duchas donde había estado actuando las gogo’s, por detrás del escenario. A eso se le llama un baño de masas y lo demás son tonterías 🙂
Por lo demás la fiesta de DBoy no decepcionó -aunque confieso que me gustaron más las gogo’s del año pasado, pero eso ya es cuestión de gustos, ¿no?-.
Ahora, y tras la party del Atlantic de ayer, toca ya poner el broche de oro al Circuit con esa «Legend Party» anual que nunca deja indiferente… ¡Nos vemos!
Un pequeño matiz… fue el propio personal de seguridad quien provocó la avalancha con sus empujones nada más bajar del escenario. No era un concierto de Madonna, NO hacía falta. Estoy hasta el c*** de que traten a las personas cómo becerros. El año pasado ocurrió lo mismo y me tuve que tragar la mala educación y la gañanería de una segurata (y digo «una» por decir algo) por estar a dos metros del escenario. Que dejen de contratar a legionarias de esas que llevan el tabaco enroscado en la manga o algún día ocurrirá algo.