Para ser una serie cuyas protagonistas eras chicas y que hablaba de sexo sin tapujos, a Carrie Bradshaw le costó lo suyo navegar por aguas lésbicas. Y tampoco es que se zambullera de pleno. A lo máximo a lo que llegó Sarah Jessica Parker fue a rozar sus labios con los de la cantante Alanis Morissette. Supongo que como la cosa iba a quedar en plan súper casto era mejor emparejarla con un personaje de renombre como la canadiense para darle más bombo. Sea como sea el beso ya es un clásico en el historial de «Sexo en Nueva York».